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Psicología y Desarrollo Personal

¿Terapia o medicación?: Combatiendo la ansiedad

23 noviembre, 2015 escrito por Piedad Herrera 11 comentarios

ansiolíticos

La mayoría de mis conocidos toman algún tipo de pastilla para dormir, para la ansiedad, para “los días de bajón”. No son trastornos graves (Depresión Clínica, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno del sueño), pero sí interfieren en su cotidianidad, y si no son tratados a tiempo pueden convertirse en una enfermedad crónica.

Yo no tengo nada en contra de la química farmacéutica, pero he observado que gran parte de la gente piensa que la medicación les curará, y no es así. Es un recurso más, pero si nos acostumbramos a él, la píldora se hará imprescindible en nuestras vidas, y necesitaremos cada vez más dosis para que sean efectivas.

¿Qué hacer entonces?

Decía Sócrates “Conócete a ti mismo” incitando al individuo a buscar en su interior sus propios límites. Y yo estoy de acuerdo con él: aquel que se conoce bien, tiene la mitad de la batalla ganada a las emociones y a los pensamientos que lo desestabilizan. Pero además, deberá conocer lo mejor posible a su enemigo y saber de qué armas dispone para combatirlo.

Para concretar estas ideas abstractas, veamos qué produce, por ejemplo, la ansiedad, y cómo podemos contrarrestar sus efectos.

La Ansiedad

Lo primero que debemos entender es que es un mecanismo de defensa con una importante función adaptativa: movilizarnos en situaciones amenazantes ante un peligro inminente. Estoy segura de que este sentimiento de inquietud y tensión ha salvado la vida a miles de nuestros ancestros prehistóricos ante un depredador, forzándolos a huir o a luchar.

¿Por qué, entonces, este mecanismo innato tan necesario nos causa tanto sufrimiento? Pues porque ya no nos amenaza un depredador al que podemos ver. Nuestras preocupaciones se han vuelto subjetivas y son consecuencia del ritmo de vida que llevamos. Ya no nos preocupa un animal salvaje y visible, nos preocupa el futuro.

Nos desequilibra todo suceso malo que se puede incluir en los puntos suspensivos de esta cuestión “¿Y si ….. (me enfermo, no entrego el trabajo a tiempo, se me olvida la medicina, etc)?”, y la retahíla de pensamientos negativos que nos generan las consecuencias de ese suceso.

Por lo tanto, podemos tomarnos un Diazepam cada vez que nos sintamos ansiosos anticipando “una catástrofe subjetiva” y no aprender nada sobre nosotros mismos y nuestros miedos o podemos mirarnos dentro y conseguir lo siguiente con ayuda de un profesional (si no podemos solos):

1. Contrarrestar los síntomas físicos con algún método de relajación o ejercicio físico.

Inquietud, fatiga, dificultad para concentrarnos, irritabilidad, tensión muscular, perturbación del sueño, etc.

2. Hacer conscientes nuestras preocupaciones. 

Puedes durante un tiempo y un par de veces al día (mañana y noche) anotar tus preocupaciones en un papel, su duración, el nivel de ansiedad que te producen (por ejemplo, del 1-10) y el tipo (son preocupaciones sobre problemas que ya existen o hipotéticos). Recuerda: “Conócete a ti mismo”.

3. Aprender herramientas que nos ayuden a manejar la incertidumbre. 

La fundamental es aumentar la tolerancia a ella, y para conseguirlo debemos dejar de hacer todo aquello que normalmente realizamos para evitarla: no delegar, dudar de nuestras propias decisiones, comprobar una y otra vez lo que hemos hecho porque pensamos que no está correcto.

4. Cuestionarnos la utilidad de preocuparnos.

No es útil preocuparse por algo que aún no ha pasado.

5. Entrenarnos en la resolución de problemas. 

Reconocer los problemas antes de que sea demasiado tarde, asumirlos como parte normal de la vida, verlos como una posibilidad de crecer y no como amenazas.

Porque no hay que olvidar que en el momento en comenzamos a aprender o a entender algo, cada vez que cuestionamos una creencia, cada vez que observamos un problema desde una perspectiva diferente, se crean nuevas conexiones neuronales que siempre dejan huella en el cerebro modificándolo (Neuroplasticidad), lo que nos convierte en agentes activos de nuestro propio bienestar, y no en meros sujetos pasivos dependientes de una píldora.

¿Terapia o medicación?: Combatiendo la ansiedad
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Piedad Herrera

Licenciada en Psicología (Itinerario Clínico) por la UNED. Estudiante del curso "Experto en Inteligencia Emocional" de la UNIR
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  • ¿Terapia o medicación?: Combatiendo la ansiedad - 23 noviembre, 2015

Archivado en: Psicología Clínica Etiquetado como: ansiedad, incertidumbre

Comentarios

  1. jaimeci dice

    22 noviembre, 2016 en 11:32 pm

    Hay diversas maneras de sobrellevar los desarreglos emocionales y no se requiere ser un gran especialista. Una persona que ha recorrido el camino de superarlas ha hecho un aprendizaje que deberia compartir. tecnicas Como la terapia conductiva conductual el EFT, la relajjación, el simple ejercicio de caminar, la música, la reflexologia, los masajes todos combinados pueden ser el portafolio de una persona que se ha superado y que estaría en capacidad de compartir

    Responder
  2. Carlos dice

    12 noviembre, 2016 en 8:32 pm

    Cuantas verdades dice este artículo. La medicación ayuda y mucho, pero no cura la ansiedad. Si queremos una solución efectiva, a la larga, y que respete la salud, la medicación no es la solución. Debemos comprender el por qué de la ansiedad, qué pensamientos la alimentan, hacernos conscientes de los miedos que tenemos, y trabajar para reducirla. Por supuesto a veces eso requiere de la ayuda de un profesional, y siempre requiere un esfuerzo del paciente. Como en muchas otras cosas en la vida, conseguir algo implica un esfuerzo, pero sin duda merece la pena luchar por superar la ansiedad, así como cualquier otro problema emocional

    Responder
  3. Ainhoa dice

    24 noviembre, 2015 en 11:06 am

    Interesante post. Algunas personas que sufren ansiedad se creen que siempre se trata de escoger entre terapia y medicación, y la verdad es que una no debe porqué excluir a la otra. Es cierto que, por lo general, la medicación sólo es un parche al verdadero problema, y hace que el paciente se convierta en un agente pasivo ante la situación, pero en otras ocasiones nosotros (los psicólogos) no podemos intervenir cómo nos gustaría si el paciente no se estabiliza de algún modo con alguna ayuda farmacológica.

    Gracias por el post, ¡Un saludo!

    Responder
    • PiedadPiedad dice

      24 noviembre, 2015 en 9:10 pm

      Estoy totalmente de acuerdo contigo Ainhoa. Es cierto que no son incompatibles y por supuesto, en todos aquellos casos en los que sea necesario medicarse, eso es lo correcto. Por eso dejo claro que no hablo de casos desbordados y muchos menos de personas con algún tipo de trastorno, en donde medicación y terapia combinadas son la mejor alternativa.

      Gracias por tus palabras.
      Saludos.

      Responder
  4. Víctor Concha Muñoz dice

    23 noviembre, 2015 en 4:39 pm

    A veces la ansiedad va más allá de lo subjetivo, provocando trastornos que sí trastrocan la vida del afectado. Tengo la suerte de sobrellevar al famoso Tinitus que ningún médico ha logrado sanado del todo. Que aconsejan ustedes?

    Responder
    • PiedadPiedad dice

      23 noviembre, 2015 en 7:31 pm

      Siempre que haya un trastorno se debe visitar al especialista que corresponda.

      Responder

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