¿Hasta cuándo debo ir al psicólogo?

Si has llegado hasta este artículo puede ser fruto de la curiosidad o porque te encuentres en una de las siguientes situaciones:

  • Te estás planteando empezar un proceso de terapia psicológica, pero una traba es pensar en que el tratamiento pueda ser más largo de lo que estés dispuesto a asumir.
  • En la actualidad acudes al psicólogo pero no sabes de qué depende que te den el alta terapéutica o, lo que es lo mismo, cuándo os despediréis tu psicólogo y tú.

Te estás planteando iniciar terapia psicológica

Si te encuentras en el primer supuesto, es comprensible que una dificultad añadida a tomar la decisión de ir a terapia pueda ser el coste económico.

Mi consejo es que si tienes claro que necesitas ayuda psicológica, no pienses demasiado en esto. Será un tema del que a buen seguro podrás hablar con tu terapeuta y juntos definir cuál es la mejor fórmula para ti. Además, tras un tiempo y al ir consiguiendo avances las consultas se espaciarán hasta llegar el momento del alta, por lo que los costes no van a ser siempre los mismos.

De todas formas, cuando se acabe el proceso y eches la vista atrás te darás cuenta de que la mejor inversión que has podido hacer es pedir ayuda profesional. Si ponemos en un lado de la balanza el gasto realizado y en el otro lado el beneficio obtenido, el segundo siempre pesará más. Esto es algo que mis pacientes suelen decirme cuando se despiden, satisfechos de haber invertido no solo dinero, sino también tiempo y esfuerzo. 

¿Cuándo me dará el alta mi terapeuta?

A partir de aquí, en este artículo voy a pasar a centrarme en el segundo supuesto: has empezado a ir al psicólogo y te haces preguntas como las siguientes: ¿a qué espera mi terapeuta para darme el alta?, ¿será que no percibe igual que yo mi mejoría?, ¿debería atreverme a decirle que quiero espaciar las sesiones o incluso dejar de verla?, ¿si no noto que la terapia me esté sirviendo, hasta cuando tengo que seguir intentándolo?, etc.

Llegados a este punto de aluvión de pensamientos intrusivos, te daré un consejo: lo primero que has de hacer es dar un espacio en consulta para compartir tus cuestiones con tu terapeuta.

No inviertas energía en tratar de obtener respuestas tú solo ante cosas que no entiendes o que no dependen solo de ti.

Compartir lo que opinas es la mejor forma de resolver tus dudas, transformar creencias irracionales en ideas contrastadas que puedan modular tu opinión respecto al tema y darle importancia a tus necesidades.

Así, tu psicoterapeuta podrá informarte de tu caso particular y darte su visión, no solo respecto al alta terapéutica sino a todo tu proceso de terapia.

10 indicadores para dar el alta a un paciente

No obstante, y atendiendo al objetivo de este artículo de aclarar algunas cosas sobre el alta terapéutica, a continuación resumo los 10 principales indicadores que tenemos en cuenta los psicólogos a la hora de decidir cuándo finalizar un tratamiento y qué cosas deberías saber al respecto

1. El alta terapéutica, así como el espacio entre sesiones, no es algo que deba decidir el paciente. Muchas veces cuanto mejor te sientes más piensas que puedas espaciar las sesiones, pero esto no es del todo así. Si existe evolución quizás sea precisamente por la frecuencia con la que asistimos y es importante dejarlo en manos del terapeuta, a no ser que haya causas de fuerza mayor que imposibiliten llevar a cabo la consulta.

De hecho, con la terapia online es posible poder verte con tu psicólogo sin necesidad de desplazarte y facilita el que estas premisas se cumplan a pesar de posibles dificultades que puedan surgir.

2. El motivo por el que acudiste a consulta ha mejorado de manera significativa o incluso remitido del todo si fuera posible.

3. Tienes claro qué objetivos se han perseguido desde que iniciaste la primera sesión y estás satisfecho con los resultados al respecto.

4. No solo has entendido cuál es el origen del malestar, sino también qué factores hacen que se mantenga y, por lo tanto, qué cosas tiene que cambiar para no volver a tener un repunte en los síntomas que le llevaron a consulta.

5. Percibes los avances a lo largo del proceso, de tal manera que eres capaz dar un feedback al tu terapeuta de tu evolución, sin quedarte con dudas o inquietudes que quieras abordar antes de finalizar el tratamiento.

6. Se han espaciado las consultas considerablemente y a pesar de ello no ha habido un repunte en la sintomatología ni han aparecido otros problemas añadidos, no solo generando cambios sino también manteniéndolos hasta consolidarlos.

7. Ha existido una fase de seguimiento de la problemática previamente a dar por finalizado el tratamiento psicológico.

8. Entiendes qué papel ha ocupado la figura del psicólogo en tu vida, siendo un  apoyo que te ha acompañado durante un tiempo, pero que es parte de tu mejora el deciros adiós y ser capaz de enfrentarte a lo que venga por ti mismo, con las herramientas aprendidas.

9. Es importante que seas consciente de poder volver a contactar siempre que lo necesites y dejas la puerta abierta a posibles contactos futuros, que impliquen hacer un chequeo profesional de cómo te encuentras.

10. Hay personas que se extrañan de que se ponga fin a un tratamiento psicoterapéutico cuando la persona aún tiene momentos en los que se siente mal o incluso sufre. Bajo ninguna circunstancia tenemos que asociar el alta a sentirnos plenamente felices.

Debes tratar de ser realistas a la hora de fijar tus propias metas y entender que el alta no quiere decir que ya no existan dificultades, sino que te has fortalecido de tal manera que puedas enfrentarte a ellas sin el contraste sistemático de tu terapeuta.

En definitiva, acudir al psicólogo es como comprar dos billetes de ida a un lugar desconocido. Disfrutaréis juntos del viaje, construiréis el camino a recorrer e incluso compartiréis las vistas, pero tú serás quien decida el próximo destino, y esta vez solo habrá un asiento para ti. Eso sí, con la certeza y la fortaleza de querer hacerlo solo.

Redacción
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