Empecemos por definir qué es el duelo. El duelo es la respuesta normal y saludable de una persona frente a una pérdida. Caracteriza las emociones que siente cuando pierde a alguien o algo importante.
Las personas se afligen por muchas razones diferentes:
- La muerte de un ser querido, incluidas las mascotas.
- El divorcio o los cambios en una relación, incluida amistades.
- Cambios en la salud o en la salud de un ser querido.
- Pérdida de un trabajo o los cambios en el estilo de vida, como jubilación, etc.
La pérdida que desencadena el duelo, no siempre es física. Puede haber duelos por los planes futuros que había hecho o en los diferentes cambios de vida.
Síntomas emocionales y físicos del duelo
- Sentimientos: Ira, ansiedad, reproche, confusión, negación, depresión, miedo, culpa, irritabilidad, soledad, insensibilidad, alivio, tristeza, conmoción, anhelo.
- Pensamientos: Confusión, dificultad para concentrarse, incredulidad, alucinaciones, o preocupación por lo que se perdió.
- Sensaciones físicas: Mareos, taquicardia, fatiga, dolores de cabeza, hiperventilación, náuseas o malestar estomacal, falta de aliento, opresión o pesadez en la garganta o pecho, pérdida o aumento de peso.
- Conductas: Episodios de llanto, actividad excesiva, pérdida de energía, pérdida de interés en actividades que antes les agradaba, inquietud, problemas para dormir.
El duelo se describe como un proceso de 5 etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Todas estas reacciones a la pérdida son normales.
No todas las pérdidas se refieren a la muerte, sufrir pérdidas como: divorcio, separación, pérdida del trabajo, cambios de vida inexplicables, etc.
La resolución del duelo
J.W Worden comenta que el hablar de fases y/o etapas puede colocar a la persona en una posición pasiva frente a su dolor, donde no sea posible hacer nada más que esperar que se vayan sucediendo las etapas.
Es por esto que este autor prefiere hablar de tareas del duelo, para situar a la persona a una postura más activa para enfrentarlo.
Se requiere que la persona aprenda a abrirse a las emociones que experimenta, sin juzgarlas, ni luchar contra ellas y a darles sentido, para ir poco a poco asumiendo la pérdida, recolocándola en su vida y continuar avanzando en el camino.
Las tareas propuestas por Worden son:
Aceptar la realidad de la pérdida
Aprender a distinguir entre aceptación intelectual y aceptación emocional. Es necesario reconocer y vivir las emociones que ha generado la pérdida.
La negación dificulta el seguir adelante con nuestras vidas, y dificulta la elaboración del duelo. Es por esto que es de suma importancia aceptar la realidad de la pérdida y de las emociones que genera.
Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida
Para poder trabajar las emociones que surgen durante el periodo del duelo, es necesario que la persona sea consciente de qué emociones se están experimentando y permitirse sentirlas.
El tratar de evadir las emociones que se manifiestan, no es recomendable, ya que impide trabajar adecuadamente el duelo.
Adaptarse a un medio en el que la persona está ausente
Worden habla de 3 áreas de adaptación que se deben abordar tras la pérdida:
a) Adaptaciones externas: Cómo influye la pérdida en el día a día de la persona.
b) Adaptaciones internas: Cómo influye la pérdida en al imagen que la persona tiene de sí misma, fundamentalmente en la definición que hacen de sí mismos y en su sensación de eficacia personal.
c) Adaptaciones espirituales: Cómo influye la pérdida en las creencias, valores y los supuestos sobre el mundo que tiene la persona. La persona tendrá que aprender a asumir los roles a los que no está acostumbrada, desarrollar habilidades que nunca había tenido y seguir adelante con un nuevo sentido de sí mismo y del mundo.
Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo
Esta tarea consiste en encontrar un lugar para la persona que se ha ido que le permita a la persona estar vinculada con ella, pero de forma que no le impida continúan con su vida.
Debemos encontrar maneras de recordar a los seres queridos que han fallecido llevándolos con nosotros, pero sin que ello nos impida seguir viviendo (Worden, 2004).
No consiste en renunciar al fallecido, sino en encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional.
¿Qué es el suicidio?
Es el acto por el cual una persona se provoca la muerte de forma intencional. Por lo general, es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad física, una enfermedad mental como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia o el trastorno límite de la personalidad.
El alcoholismo o el abuso de sustancias. También los problemas en las relaciones interpersonales o el acoso psicológico.
Generalmente las personas que piensan en el suicidio, suelen alejarse física y emocionalmente de las personas. Están tan encerradas en sus pensamientos de “dolor”, “trauma”, “enfermedades”, etc., que se aíslan completamente de su entorno.
La mayoría de los suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis donde no se reflexiona para darle una solución, se ciegan y piensan que no existe otra salida.
¡Si estás pensando en el suicidio, pide ayuda! No permitas que este pensamiento esté todo el tiempo en tu mente. SIEMPRE hay solución, date la oportunidad de vivir con paz y alegría.
¿Qué es la culpa?
Es un mecanismo en el que, a partir de un acto u omisión, realizamos un juicio moral de nuestra conducta (incluso de nuestros pensamientos) y “dictaminamos” que hemos cometido un error y deberíamos tener un castigo.
El sentimiento de culpa está acompañado de emociones como tristeza, angustia, frustración, impotencia o remordimiento, y de pensamientos reiterativos e improductivos. El sentimiento de culpa está determinado por nuestra interpretación y valoración de los hechos.
Es una emoción que experimentan las personas que están convencidas de que han provocado un daño al no haber hecho algo más por la persona fallecida, y suelen tener juicios negativos hacia sus personas.
Según la corriente cognitiva son los pensamientos los que causan estas emociones, el pensar que uno es el responsable del malestar o la desgracia de otra persona.
Es importante que tengamos en cuenta, que las personas que sobreviven a un suicidio de un ser querido, no son responsables de las decisiones de la persona que cometió el acto. La persona que decide suicidarse, lo va a hacer, independientemente de que sus familiares y amigos estén o no de acuerdo.
Cuando usted sienta culpa por este hecho, es importante recurrir por ayuda profesional. Es desgastante y puede llegar a ser paralizante si lo vive sin ayuda profesional.