Ya han pasado más de 40 días desde el inicio del confinamiento. A partir de las 9 de la mañana del 26 de abril, los menores de 14 años podrán salir a la calle acompañados de un adulto.
Tras haber escuchado a numerosos padres e hijos de diferentes edades, he podido observar, que se han modificado, en mayor o menor medida, tanto situaciones ordinarias, como ciertas patologías preexistentes.
Alteraciones del sueño
Menores de 10 años
Al existir un menor cansancio físico y en muchos casos relajación en los hábitos del sueño que estaban ya interiorizados en muchas familias tanto por parte de los adultos como de los hijos.
Los niños pequeños se quejan de insomnio precoz, con dificultad para conciliar el sueño.
Pero lo que es peor, miedos que ya tenían más o menos superados, como el miedo a la oscuridad, han reaparecido, lo que les impide ir solos de una habitación a otra o dormirse sin la presencia de un adulto, con el correspondiente incremento de la inseguridad y produciendo, además, en los padres una falsa sensación de fracaso.
Adolescentes
Se produce un cambio total en el ritmo, durmiéndose de madrugada y levantándose prácticamente a la hora de comer. Como ellos dicen son sus horas de libertad sin que nadie les controle. ¡Después de lo que les había costado a los padres convencerles que había que dormir unas horas!
Esto se debe a una excesiva exposición a la luz durante la noche y a los diodos emisores de luz, LED, presentes en la actualidad en televisores, ordenadores, tabletas y teléfonos móviles. Emiten una luz azul que altera, entre otras cosas, la producción de melatonina, hormona que ayuda a conciliar el sueño.
Síntomas de ansiedad
En los menores de 10 años, la ansiedad la están manifestando como miedo a que les pase algo a sus familiares y en algunos casos, una negativa salir, ni siquiera a tirar la basura, por miedo a contagiarse.
Ya me han comentado varios menores, que ellos con mascarilla y sin poder hacer su rutina de ocio, no saldrán.
Ahora a los padres les toca infundir confianza en que pueden salir y desmontar el miedo al contagio, del cual han estado hablando durante mucho tiempo
Son numerosos los adolescentes y jóvenes que presentan, en su día a día, rasgos de personalidad (inseguridad, perfeccionismo, autoexigencia, deseo de tenerlo todo bajo control, preocupación excesiva…) que les conducen a tener ansiedad en sus distintas manifestaciones.
En la actual situación, donde se incrementan las dudas sobre el futuro y la dificultad de tenerlo todo bajo control, se potencia la ansiedad anticipatoria y los distintos trastornos de ansiedad, en especial las crisis de ansiedad.
Trastornos de conducta
Los trastornos de conducta se presentan en todas las épocas del año, tanto en vacaciones como en el periodo lectivo, porque siempre hay normas que los menores rechazan. La ventaja de las vacaciones es que no existen los deberes y los exámenes, por lo que disminuyen algunos motivos de discusión.
En mi casuística estoy recibiendo, sobre todo, llamadas de socorro de padres de menores entre 6 y 9 años con un claro empeoramiento de su sintomatología oposicionista y negativista desafiante:
- Arrebatos emocionales.
- Gritos.
- Agresiones físicas hacia ellos mismos o los objetos.
- Llantos injustificados.
- Rechazo a los estudios con baja tolerancia a la frustración y negación a lasindicaciones de los padres.
Los padres deben intentar priorizar órdenes, acompañarlos sin dramatizar y ante estos arrebatos no entrar en discusiones circulares con ellos y, si no hay un riesgo para ellos o los demás, ignorar dichas conductas.
También es conveniente, si es posible, que el menor tenga un sitio donde poder aislarse.
Si está recibiendo tratamiento psiquiátrico es importante no suprimirlo en estos momentos. Estoy pensando en aquellos menores diagnosticados de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, pues el tratamiento no solo les ayudará a concentrarse en los estudios, sino también a centrarse en todas las actividades que estos días siguen en casa.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo
El Trastorno Obsesivo Compulsivo se produce, cuando un pensamiento anómalo se repite y se repite y, en ocasiones, hay que hacer una conducta repetitiva para que el pensamiento no se haga realidad. Desde luego,el confinamiento, no es la situación ideal para controlar este trastorno.
Los pacientes con esta patología, refieren un claro empeoramiento de su sintomatología, en parte, por no tener ahora las herramientas de evasión que tenían antes del confinamiento.
Es muy importante que no dejen el tratamiento farmacológico y que insistan en las medidas psicoterapéuticas de relajación, visualización y control del pensamiento obsesivo.
Pero, por suerte, no todo es negativo en esta situación. Los menores nos descubren numerosas cosas positivas:
- Que en ocasiones saben jugar con sus hermanos.
- Que para ellos, es muy importante el tiempo que estamos juntos.
- Que tenemos algunas aficiones en común.
- Que se puede disfrutar de cosas pequeñas.
- Que son capaces de adaptarse a circunstancias nuevas como es elestar en casa y que ahora se adaptarán también a salir de nuevo.
- Que el colegio no es tan horroroso para ellos, como pensaban.Y animo a los padres a que continúen con esta lista, porque estoy convencida que es interminable