En los últimos años estamos asistiendo a un aumento de los trastornos de ansiedad y a muchos otros problemas que nos hacen sufrir más en nuestro día a día. El aumento en el coste de la vida, que se ha disparado en los últimos tres años a causa de la pandemia global y la posterior invasión de Rusia a Ucrania, está poniendo a millones de personas en una situación económica límite, que se está viendo agravada por el aumento incesante de los alquileres en España.
Mientras no lleguen medidas capaces de reducir la presión económica a la que se ven sometidas las familias trabajadoras, seguramente este tipo de trastornos continuarán disparándose en todo el territorio nacional. La presión y el estrés de no llegar a fin de mes o no encontrar una vivienda asequible son muy difíciles de sobrellevar, sobre todo cuando debemos mantener a los hijos.
Lo peor de todo es que la asistencia psicológica apenas está cubierta por la seguridad social, y las personas que más necesitan de asistencia no pueden permitírsela. Justamente su problema pasa por una reducción cada vez más acentuada de su poder adquisitivo, y las tarifas de una consulta psicológica –sumadas al tiempo prolongado de muchos tratamientos– hace que la mayoría de las personas vulnerables se vean privadas de este tipo de atención mental.
Una buena dieta es clave para equilibrar nuestras emociones
A estas personas les conviene tener en cuenta que, si se sufre de estrés o ansiedad, la terapia psicológica no es la única respuesta. Aunque sin duda puede suponer una gran ayuda, suele ser necesario combinar la terapia con diversos cambios de hábitos que pueden pasar por una reorganización de las actividades diarias, un incremento de la actividad deportiva, la renuncia a los hábitos tóxicos, y las mejoras en la dieta.
Justamente tendemos a descuidar nuestra dieta durante los periodos de mayor ansiedad, lo que implica un mayor consumo de alimentos precocinados y comidas rápidas, y una ausencia de verduras y legumbres en nuestros platos. Estos malos hábitos pueden pasarnos desapercibidos, o incluso puede que no los relacionemos en absoluto con nuestra salud mental, pero lo cierto es que una dieta deficiente puede acelerar cualquier trastorno.
Todavía está muy extendida la creencia de que una dieta equilibrada es algo solo indicado para deportistas de élite o estrellas de cine, pero debemos cuidar al máximo los alimentos que ingerimos sea cual sea nuestra profesión. Aunque no tengas un trabajo que te exija llevar tu musculatura al límite, sigues necesitando una ingesta adecuada de minerales, vitaminas, fibra o aminoácidos, entre otros nutrientes. Y tu mente los necesita aún más si cabe.
Las mejores dietas: equilibradas y repletas de verduras
En líneas generales, lo más recomendable es optar por una pirámide nutricional clásica para asegurarnos de que nuestro cuerpo ingiere todo lo que necesita para mantenerse en buen funcionamiento y ayudar a nuestra mente a desintoxicarse de conductas perniciosas. Esto significa que debemos basar nuestra dieta sobre todo en los cereales, las verduras y las frutas, dejando en segundo plano las harinas y, en tercer grado, los productos de origen animal.
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Combinando una dieta equilibrada con un estilo de vida saludable y un mayor equilibrio de nuestros gastos mensuales, podremos disfrutar de un alivio considerable en cualquier situación de crisis o de ansiedad. Si bien esto no reemplaza la asistencia psicológica proporcionada por especialistas, ninguna terapia puede sustituir tampoco una buena dieta. Ambas cosas son necesarias para ayudarnos a disfrutar de un estilo de vida más tranquilo y llevadero.