ACT y Mindfulness: La Tercera Generación de las Terapias Conductuales

En el panorama actual de la psicología, cada vez más, están destacando un tipo de terapias llamadas Terapias de Tercera Generación o Terapias Contextuales como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia Dialéctica, la Terapia Metacognitia, o la Psicoterapia Analítica Funcional (FAP).

Algunas de estas terapias pueden ser complementarias entres sí, y la mayoría incluye el  Mindfulness como herramienta de apoyo.

¿Por qué estas terapias son de Tercera Generación?

Primera Generación

Son las terapias que tratan de abordar directamente el síntoma con especial atención a la conducta manifiesta. Estas son las primeras terapias conductuales a raíz de los aportes conductuales de la primera mitad del siglo XX, como serían el Condicionamiento Clásico de Pavlov y Condicionamiento Operante de Skinner. Este tipo de terapias han demostrado su eficacia empírica en multitud de aplicaciones, como por ejemplo para el tratamiento de miedos y fobias.

Segunda Generación

En las Terapias de Segunda Generación se hace especial énfasis en la cognición, es decir, en los pensamientos. Se procura modificar las cogniciones distorsionadas del individuo que se consideran como un factor determinante del sufrimiento y el malestar psicológico. Por este incremento en las cogniciones, las terapias de segunda generación se han dado a conocer como Terapias Cognitivo-Conductuales.

Tercera Generación

Las Terapias de Tercera Generación recogen los aportes de las terapias de las generaciones anteriores bajo el prisma del conductismo radical. A diferencia de las terapias de primera generación, en estas últimas se pone mayor atención a eventos privados como los pensamientos.

Aunque el trato que se les da a los pensamientos es distinto al de las terapias de segunda generación, puesto que en las terapias de tercera ola no se considera necesariamente el contenido de los pensamientos como el factor responsable del mantenimiento del sufrimiento y del malestar psicológico, sino la relación que tenemos con nuestros propios pensamientos.

Una de las terapias psicológicas que actualmente está obteniendo mayor evidencia empírica, es decir, que tiene mayor aval científico es la Terapia de Aceptación y Compromiso.

Terapia de Aceptación y Compromiso

La Terapia de Aceptación y Compromiso es un tipo de intervención orientada a la aceptación psicológica de los eventos privados, es decir de los pensamientos, las emociones y las sensaciones.

El punto de apoyo para esta aceptación es el compromiso con los valores. Además, desde el conductismo radical se explica por qué la lucha contra los pensamientos y los sentimientos pueden ser contraproducentes para deshacernos de ellos a largo plazo. Por esto, no se trata de aceptar cualquier cosa, sino que se trata de aceptar los eventos privados y comprometernos con nuestros valores vitales.

Esta terapia también es conocida por sus siglas ACT (del inglés Acceptance and Commitment Therapy). Además el uso de estas siglas no se limitan a una cuestión de economía del lenguaje, sino que también sirven para darnos una idea de uno de los principios básicos de la terapia: ACTUAR.

Conceptos clave en la Terapia de Aceptación y Compromiso

Aceptación

La ACT emplea el concepto de Aceptación como la capacidad humana de experimentar de manera consciente el aquí y el ahora, las sensaciones, pensamientos, sentimientos, recuerdos e imágenes que el momento presente conlleva. Sin aferrarnos a estos eventos privados, pues una de las causas del mantenimiento del sufrimiento humano es la forma que tenemos las personas de relacionarnos con dichos eventos privados.

Sufrimiento

Desde la Terapia de Aceptación y Compromiso se considera que ciertos tipos de sufrimiento son una parte indispensable de la vida humana. Uno de los problemas es el trato que se le da en la cultura al sufrimiento; comúnmente nos dicen que lo normal es sentirnos bien todo el rato y que para ello hay que evitar el sufrimiento.

Esto es un error, puesto que ciertos niveles de malestar son normales y naturales, el dolor es una emoción más. Además, el tratar de evitar el dolor a toda costa nos puede llevar a incrementar y cronificar el dolor, además de alejarnos de nuestros valores y de la vida que consideramos merecedora de ser vivida. Una vez aceptamos que la vida conlleva sufrimiento de una manera no solo racional, sino que lo introducimos a un nivel más experiencial, paradójicamente disminuye el sufrimiento.

Trastorno de Evitación Experiencial

En un intento inútil de acabar con el sufrimiento, muchas personas limitan su propia vida evitando aquello que les produce malestar. Como consecuencia de vivir una vida limitada, el sufrimiento se incrementa. Además la evitación del sufrimiento puede funcionar como el factor mantenedor del problema.

«Una persona atrapada en un patrón de evitación estará inmersa en un círculo vicioso en el que, ante la presencia de malestar o angustia se produce la necesidad de aplacar tal función…sin embargo cuantos más intentos por resolver el problema se hagan, más se extiende el problema y más limitaciones genera en la vida de la persona. Estaríamos ante una solución que en realidad es el problema» – Carmen Luciano

Defusión Cognitiva

La Defusión Cognitiva hace referencia a la capacidad tomar cierta perspectiva frente a nuestros pensamientos, en vez de estar fusionados con ellos. La defusión consiste en aprender a ver los pensamientos como lo que son, es decir, simples pensamientos que cruzan nuestra mente y desaparecen.

Con la Terapia ACT, como en otras terapias de tercera generación y centradas en mindfulness, aprendemos a tomar esta distancia por medio de la meditación y otras herramientas y ejercicios, de manera que ampliamos nuestras posibilidades de interactuar con nuestros eventos privados; al no estar fusionados con los pensamiento, las emociones y las sensaciones, ganamos flexibilidad conductual.

Como es conocido, el Mindfulness, el estar presentes en el Aquí y Ahora experimentando la realidad tal y como sucede, puede ser una de las herramientas más adecuadas para lograr esta defusión.

Referencias: «Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) Un tratamiento conductual orientado a valores.» Kelly G. Wilson – M. Carmen Luciano Soriano

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