Aunque a veces haga un resumen de algún experimento científico, éste no es un blog científico ni pretende serlo. Todavía desconozco qué camino voy a tomar en el mundo de la psicología (si es que tomo alguno). Aún así dudo mucho que ese camino sea la investigación científica.
Sin embargo, de vez en cuando tengo conocimiento de distintos experimentos que por su sencillez y claridad me gusta compartir con vosotros. El próximo lunes me examino de la asignatura de Psicobiología (la única que me queda de primero) y creo que estas semanas estoy en «modo ON» sobre todo lo relacionado con el cuerpo humano y la biología.
Buceando por la web he encontrado un experimento fácil de entender que relaciona los niveles de energía y productividad con el deporte.
En muchos artículos de este blog ya he comentado con anterioridad los beneficios derivados de hacer deporte. No me refiero únicamente a beneficios obvios como son mejorar la salud y el estado de forma. Cuando he hablado del deporte también he hecho referencia a los incrementos en los niveles de energía que nos permiten ser más productivos a lo largo del día. Ya sabéis que la productividad y la gestión del tiempo son elementos importantes para mi.
La explicación que daba a este incremento en los niveles de energía estaba basada en mi propia experiencia personal. Sentía que los días que salía a correr por la mañana, luego me notaba más despierto y productivo en el trabajo. Sin embargo desconocía si ésta era una percepción personal o realmente había una explicación científica detrás de estas sensaciones. Parece ser que he encontrado la explicación científica que buscaba.
La explicación científica
Lo voy a intentar explicar de manera sencilla y básica. Espero que si algún biólogo o médico lee esto no se me tire al cuello. Si están por aquí les mando un saludo a mis amigos Pedro y Aurora, profesor de biología y médico respectivamente.
Bueno allá voy…
Nuestro cuerpo está formado por millones de células y dentro de cada una de estas células existen unas estructuras llamadas mitocondrias. Las mitocondrias producen algo llamado ATP (Adenosín Trifosfato) que el cuerpo humano utiliza como energía.
Podríamos decir que las mitocondrias son algo así como la planta energética de las células. Dicho de manera un poco burda, sin mitocondrias no habría ATP y sin ATP no tendríamos energía.
Se ha demostrado que el ejercicio físico incrementa la producción de mitocondrias que a su vez pueden producir más ATP que se traduce en más energía para el cuerpo. Y cuando hablo de cuerpo también incluyo al cerebro, ya que las neuronas también son células.
Para conseguir estos beneficios no es necesario matarnos a hacer deporte. El deporte moderado es suficiente. En un experimento llevado a cabo en la Universidad de Georgia se dividió a los participantes en 3 grupos.
Durante 6 semanas el primer grupo realizó sesiones de deporte intenso, el segundo grupo realizó deporte moderado y el tercer grupo sería el grupo de control y no haría nada de deporte.
Durante las 6 semanas del experimento les fueron preguntando a los participantes cómo sentían que estaban evolucionando sus niveles de energía. Los resultados fueron claros. Los dos grupos que hicieron deporte (intenso y moderado) afirmaron sentir que sus niveles de energía se estaban incrementando. Por el contrario el grupo de control (que no había hecho deporte) no informó de ningún incremento en sus niveles de energía.
Es importante señalar el hecho de que los dos grupos que habían hecho deporte (intenso y moderado) afirmaron tener niveles de energía similares. Es decir, no era necesario pegarse palizas deportivamente hablando para que los niveles de energía se incrementaran. De hecho los que habían realizado deporte moderado afirmaron tener menos sensación de fatiga y cansancio que el grupo de deporte intenso.