Las dos medidas básicas para el Coronavirus (covid-19)

Escribo este mensaje, que jamás hubiera querido escribir, por 3 razones:

1- Porque la situación que tenemos actualmente con el coronavirus covid-19 en España es gravísima -muchísimo más de lo que la mayoría de la gente cree-, debido a las características de este virus (que detallaré más adelante y es importante conocer), y a que las “medidas adoptadas”, incluso las que se plantean actualmente, equivalen prácticamente a dejar que la infección siga propagándose a la misma velocidad.

2- Porque ni gobernantes, ni políticos -de cualquier partido-, ni autoridades sanitarias ni medios de comunicación están concienciando a la población (y esto es extremadamente urgente) de las características de este virus, ni de las medidas que, dadas esas características, tenemos que tomar cada uno para paliar entre todos su enorme potencial de daño.

3-  Porque hay dos medidas básicas -que son las más efectivas dadas las características del virus-, que no se están tomando y que podemos –y debemos- tomar todos de forma contundente. (Y que debemos exigir a las autoridades que las tomen como medidas centrales, igual que han hecho los países que han conseguido contener o ralentizar considerablemente la propagación del virus).

Esto no es un mensaje de opinión, crítica ni información sesgada o falsa. Voy a exponer y explicar un sumario de la información científica de que se dispone, indicando las fuentes (sus enlaces están al final del mensaje). También hay un breve análisis de algunas medidas en función de su efectividad, poniendo hincapié en las dos imprescindibles –y más efectivas- que no estamos tomando.

A pesar de que toda la información que voy a transmitir es pública, he hablado con varios médicos de nuestro sistema sanitario y han reconocido con una enorme preocupación que no la conocían, y que desde los organismos que los coordinan se les estaba transmitiendo el muy peligroso y completamente incierto mensaje que todos hemos oído de que “es como una gripe”.

Esto no es una crítica a los médicos, todo lo contrario. Su trabajo no es recabar información sanitaria, pues ellos la reciben de las autoridades sanitarias, que en este caso ni a los médicos ni a la población civil se la han transmitido (¿por optimismo, desconocimiento, excesivo foco en tranquilizar…?)

El motivo me da igual, lo que me interesa es lo que podemos hacer de ahora en adelante. Y, como vamos a ver, de eso depende, sólo en España, la vida de cientos de miles de personas.

(Todos los datos sobre el virus y medidas son lógicamente extrapolables a otros países, pero en los comentarios me centraré en el caso español).

Los datos del virus:

Mortalidad (y agresividad)

La última estimación de la OMS (Organización Mundial de la Salud), proporcionada el 3 de marzo, es de un 3,4% Es decir, de cada 100 infectados por este coronavirus, mueren de media 3,4.

Por compararlo con la dichosa gripe, la mortalidad de la gripe estacional es del 0,05% (otras estimaciones la rebajan al 0,02%, pero en la gripe voy a usar la más alta de las disponibles para que nadie piense que quiero comparar el coronavirus con una “gripe débil”).

0,05% frente a 3,4% ¿Qué significa eso? Que la tasa de mortalidad del coronavirus es 68 veces superior a la de la gripe. O, dicho de otro modo, que con la gripe estacional muere una de cada 2.000 personas infectadas, y con el coronavirus uno de cada 29 infectados.

Su alta mortalidad indica que es un virus extremadamente agresivo. Ese 1 de cada 2.000 que muere de gripe estacional prácticamente siempre es alguien con patologías previas.

Con la mortalidad de 1 de cada 29 infectados de coronavirus, aunque lógicamente el ratio aumenta en personas muy mayores y con patologías, mueren personas de todas las edades, médicos que atienden pacientes, etc.

Otro dato importante sobre la agresividad

El ratio de infectados que empeoran hasta convertirse en pacientes graves o críticos, es del 15-20% (si miráis los enlaces y hacéis cuentas, tenéis que tener en cuenta que Irán no reporta casos críticos).

Es decir, muere 1 de cada 29, pero enferma gravemente 1 de cada 5 ó 6 infectados. Y otra gran diferencia con la gripe (la famosa de paracetamol y 7 días en casa), es que ese 15-20% de infectados que enferman de gravedad desarrolla una neumonía bilateral (a diferencia de SARS y MERS en los que es básicamente unilateral) que compromete su capacidad respiratoria, y que se está viendo que puede tener una duración de 6-8 semanas.

No es fácil para ningún organismo superar semejante prueba. Además, se está viendo en autopsias, como se vio en el SARS, que la neumonía por covid-19 causa fibrosis pulmonar, que al menos en algunos pacientes que no fallecen pero han estado graves dejaría secuelas de por vida.

En resumen, mortalidad 3,4% y un 15-20% de infectados graves.

Son datos muy altos, pero por sí solos no te dicen el impacto que puede tener en un país. Para eso tenemos que examinar su potencial de contagio, que vamos a ver que es elevadísimo.

Potencial de contagio

La gripe común tiene un índice reproductivo de 1,3; es decir, cada contagiado contagia a su vez a 1,3 personas. El índice reproductivo medio del covid-19 se estima alrededor de 3. Es decir, que en dos ciclos reproductivos, que podemos estimar en dos semanas, el número de infectados de gripe apenas se duplica, mientras que el de infectados por coronavirus se multiplica por 10.

10 veces más cada dos semanas, éste dato es muy importante.

+ Período de incubación

Es un dato imprescindible, pero primero debemos saber otro primordial: este virus se contagia también durante la fase asintomática, mientras no se tienen síntomas. Por eso sirven de muy poco los controles de temperatura, o decir que cuando alguien se encuentre mal no se mezcle con otras personas.

Claro que no debe mezclarse, pero tampoco debería haberlo hecho durante la fase de incubación en que el virus se transmite aunque el paciente no tenga síntomas. Las medidas que hay que tomar son muy diferentes –y mucho más previsoras y generalizadas- cuando tenemos un virus que se transmite en fase sintomática.

Bien, ya sabemos que el covid-19 se transmite aunque el infectado no tenga síntomas; ¿durante cuándo tiempo? Durante el período de incubación, que nos da otra mala noticia. Se estima que es el triple que el de la gripe, que muestra antes su cara. El covid-19 se incuba de 2 a 14 días, y hay casos reportados que elevan el período de incubación en casos excepcionales a 27 e incluso 37 días. La media desde síntomas hasta infección, que nos interesa para hacer cálculos sobre el virus, es de algo menos de una semana.

En resumen: potencial de contagio muy elevado (que además tiene a toda la población disponible para contagiar pues nadie tiene inmunidad para este nuevo virus, ni hay vacunas -se estima que no será posible disponer de ellas antes de al menos mediados de 2021-); tasa de crecimiento muy rápido; periodo de contagio asintomático y muy prolongado.

Esta combinación de factores tiene varias consecuencias:

–  Podemos esperar (y estamos viendo que así ocurre en Italia o España por no imponerle restricciones) un crecimiento del orden de magnitud de x10 cada dos semanas. 10 veces más (casos y muertes) cada dos semanas, significa 100 veces más en un mes…

–  Con el índice reproductivo o ratio de alrededor de 3 y lo escurridizo que es, sobre todo sin medidas adecuadas, puede infectar a un amplio porcentaje de población en poco tiempo. Y eso empeora porque todavía no existe inmunidad, como hemos dicho. Diversas estimaciones consideran que tiene el potencial de infectar al 40-70% de la población mundial en un año. Si nos situamos en un punto intermedio, el 50% de la población española son 23 millones de personas, que por un 3,4% de mortalidad equivale a 780.000 muertos sólo en España. Y el número de casos graves sería de entre 3,5M y 4,6M de enfermos graves.

–  Peor aún, la realidad es que el sistema sanitario colapsaría muchísimo antes, y a un alto porcentaje de casos graves no se los trataría, lo que aumentaría la tasa de mortalidad. También habría un gran número de pacientes que requerirían tratamiento para sobrevivir a otras patologías y no lo recibirían, y aumentaría de forma indirecta la suma de fallecidos.

Medidas. ¿Qué podemos hacer?

La tasa de mortalidad del virus es un hecho más o menos fijo (aunque se incrementa si no puedes atender a los pacientes).

El alto potencial de infección durante el período asintomático (y también después, por supuesto), es otro hecho.

Pero hay dos factores que están en nuestras manos, y que disminuyen el ratio de infección, tanto más cuanto mejor se apliquen.

Son extremadamente importantes, y apelo sobre ellos a la población civil, porque las medidas oficiales hasta ahora en España, pese a que conocemos desde hace más de un mes todos los datos que he mencionado, van sólo en la línea de perseguir casos que ya se han manifestado y de cerrar sitios de reunión que tienen como consecuencia que la gente se vaya a otro sitio a seguir interaccionando. (¡Por no hablar de que el 8 de marzo en España convocaron a un millón de personas para que se congregaran en las calles de toda España, qué barbaridad!)

Como ejemplo de medida que de forma aislada es inadecuada, en Italia cerraron los colegios y se llenaron los parques y los centros comerciales de niños y abuelos (lo que aumenta la tasa de contagio entre ellos; y con 80 años la mortalidad es del 22%, casi 1 de cada 4).

La medida es insuficiente –aunque necesaria- y mal dirigida, y la población de Italia (y la de España) no está acostumbrada a obedecer las órdenes del gobierno como en China. Por último, la población no hace lo que tiene que hacer porque no sabe lo que tiene que hacer (además de desconocer la gravedad del virus). Nadie le ha dicho / convencido / exigido lo que tiene que hacer.

Éstas son las dos medidas que si tomamos de forma masiva y exigimos a gobiernos, autoridades sanitarias y empresas que las exijan y apliquen, cambiaremos de forma notable la evolución de la epidemia en el país:

1 – Reducir al mínimo el número de interacciones.

No podemos afectar a la mortalidad del virus, para eso está a largo plazo la financiación de los estudios de tratamientos y vacunas, pero podemos interferir en su tasa de contagio.

Su ratio de 3 pacientes por infectado y el crecimiento de x10 cada dos semanas ocurre con la tasa natural de contactos personales que tenemos actualmente.

Ese ratio y ese crecimiento bajarían drásticamente si todos redujéramos al mínimo realmente imprescindible nuestras interacciones (minimizar el número de personas a las que ves, nada de contacto físico –besos, apretones de mano, abrazos-, evitar reuniones o aglomeraciones públicas por pequeñas que sean, evitar o aplazar celebraciones familiares, evitar asistir a lugares de ocio, parques de niños, centros comerciales…

Prácticamente todo se puede aplazar o no resulta vital. Supone un esfuerzo y a veces un sacrificio considerable, pero el resultado, que cuantificaré después de mencionar la siguiente medida, merece indudablemente la pena).

2- Poner un bloqueo físico a la diseminación del virus (mascarillas, pañuelos…).

En España se oye que “la mascarilla no sirve de nada”. Que apenas reduce el riesgo de contagio, que se puede usar mal… En un virus que se transmite durante la incubación, y de una forma tan exponencial, la mascarilla (o pañuelo) es nuestra herramienta más poderosa para ralentizar los contagios.

Por supuesto, no hay que verlo sólo como que la efectividad de que una persona se ponga una mascarilla (las mucosas de los ojos también son una vía de entrada para el virus…) puede reducir el riesgo en un 90%, sino que hay que plantearlo como la necesidad de que yo lleve mascarillas y la persona con la que trato también.

Porque su mascarilla (o pañuelo) estará deteniendo el 99-100% de las gotitas en las que viaja el virus (y a eso se suma la mía que retendría el 90% de lo que llegara a pasar).

Básicamente, y esto es lo que hay que entender, mi mascarilla protege sobre todo al otro y la del otro me protege a mí. En cualquier entorno o interacción todo el mundo debería llevarla, y la tasa de contagio se reduciría enormemente.

He mencionado dos medidas que requieren cierto sacrificio. ¿Merece la pena el esfuerzo? ¿Qué podemos obtener con ellas? Podemos reducir la tasa de propagación, aplanar la curva de crecimiento. Y, en términos prácticos, ¿qué implica eso? Veamos.

Hemos hablado del potencial de muertos y afectados graves en 2020-2021 a la velocidad actual de expansión (del orden de magnitud de 800.000 y unos 4 millones).

Partiendo de la situación actual, y viendo la tasa de crecimiento comentada, que es la que se da en países como el nuestro en el que el virus no se contiene, en un par de semanas estaremos viendo en España que las cifras de muertos superan el centenar diario.

Eso es inevitable porque “ya ha ocurrido”; es decir, de media, los fallecidos de dentro de tres semanas corresponderán a gente que se ha contagiado hoy (por la semana media de período de incubación, más el período medio entre el inicio de  síntomas y el fallecimiento que es de 14 días). A partir de ese punto la evolución se mantendrá o decelerará si tomamos HOY las dos medidas mencionadas.

Pero si no las adoptamos de forma radical, en abril podemos ver superado el millar de muertos diario. Y a partir de los cien diarios (y los enfermos que eso implica), el sistema sanitario no da abasto. No esperemos a que otros tomen las medidas viendo los datos de cada día o haciendo estimaciones optimistas.

HOY ya sabemos que vamos a superar el centenar de muertos diario y que el sistema de salud va a llegar al límite. Pero HOY tenemos la última oportunidad de que a partir de ese punto, dentro de tres semanas, la curva se aplane bastante… o de superar en abril los mil muertos diarios (y miles de enfermos graves).

Tener decenas de miles de muertos al mes y cientos de miles de enfermos está a la vuelta de la esquina si no tomamos las medidas con una firmeza absoluta.

Por cierto, aplanar la curva de crecimiento tiene otra gran ventaja: estaríamos ganando tiempo para que surjan tratamientos efectivos que reduzcan las tasas de mortalidad y gravedad, y a largo plazo una vacuna que reduzca la tasa de contagio. Además, podríamos evitar el colapso total del sistema sanitario, que de otro modo se produciría en abril.

El gobierno ha tomado algunas medidas. Pero no es suficiente. Sólo podrá serlo si cada uno de nosotros disminuye sus interacciones al mínimo realmente imprescindible, con el espíritu de sacrificio que requiere la situación, y usa en todo momento mascarilla o pañuelo y exige que en su entorno se haga lo mismo (tanto el gobierno como las empresas deberían prestar un firme apoyo en esto, pero es el momento de que cada uno de nosotros se esfuerce y sacrifique cuanto haga falta, sabiendo todo lo que depende de la suma de nuestras decisiones individuales.

Con una actitud dubitativa, lo que nos viene encima, y muy rápido, es un quebranto humano y económico de una magnitud comparable a la de la guerra civil.

Otros comentarios

Es clave entender que lo que está dando la cara ahora en términos de muertos es lo que ocurrió hace tres semanas, de media. Y que lo que está ocurriendo ahora es lo que veremos en muertos en 3 semanas, que será 10-15 veces superior.

Si no tomamos ahora algunas medidas porque tememos perjudicar la economía, las tendremos que tomar un par de semanas más tarde de forma mucho más contundente, cuando la realidad sea 10 veces peor y los efectos negativos sobre consumo y empleo sean mucho más intensos y mucho más prolongados que si tomamos ahora las medidas, sean éstas las que sean.

Ser contundentes ahora, incluso paralizando la mayor parte de la actividad económica, es salvar nuestra economía a medio y largo plazo. El único país del mundo que controló un brote en una situación similar a la que tendremos nosotros dentro de 3-4 semanas fue China, que paralizó de forma absoluta Hubei durante al menos dos meses (siguen encerrados, pero los casos están diminuyendo mucho), arrestan a quien salga a la calle sin mascarilla y a nadie se le ocurre salir si no es imprescindible. Sólo así lo lograron.

Pero esa situación en España ya se ha generado HOY, y estamos lejísimos de tomar oficialmente las medidas que tomó China, así que sólo la suma de acciones individuales decididas, llevando al mínimo las interacciones y siempre todos con mascarilla (o pañuelo…) lograría un verdadero efecto.

No olvidemos que no tenemos un ratio de contagio cercano a 1 como la gripe, que con unas cuantas  medidas lo puedes bajar de 1 (que es cuando una epidemia empieza a contraerse). Desgraciadamente el ratio de este puñetero virus es 3, y sólo medidas muy excepcionales lo pueden llevar hacia ese ansiado 1.

En el caso de Taiwán, que estaba peor que nosotros hace unas semanas y parecía que iba a explotar el virus por la proximidad con China, mantienen los colegios abiertos pero tanto niños como profesores llevan mascarillas siempre desde el principio (ejemplo de medida “dura” que evita que los casos se multipliquen y en breve haya que tomar medidas mucho más extremas).

Corea del Sur también es un caso similar, pero ya los hemos dejado atrás en velocidad de crecimiento de la epidemia, nos sirven de reflexión de lo que podíamos haber hecho.

A veces, no sé si por afán de tranquilizar (lo cual me parece grave porque lo que necesitamos es concienciación máxima que lleve a implicación máxima de medidas que tienen que tomar los individuos), he visto algún artículo extenso de alguien –joven- que cuenta cómo está pasando el coronavirus de forma leve.

Ya he comentado que el 80% cursa de forma leve. Con el contagio del 50% de la población, 18 millones cursarían de forma leve (más les vale, porque nadie podría atenderlos), frente a los 4 millones de graves (a una gran parte tampoco se les podría atender) y los 800.000 muertos.

Sacar un artículo así y no hablar de lo que le ocurre al otro 20%, me parece que es como hacer una entrevista a alguien que fuma dos paquetes diarios y narra con complacencia que tiene buena salud. Una vez más, la falsa confianza peligrosa. El miedo es malo, pero si necesitas que toda una sociedad se sacrifique de un modo excepcional, entonces es necesario.

No se trata de generar más miedo del correspondiente a la realidad, sino exactamente ése, en lugar de tomar medidas y decir “no pasa nada”, porque entonces la gente hace exactamente eso, nada. Siguen con la misma vida, y sin adoptar más precaución que lavarse un poco más las manos por ese virus que “es como la gripe”.

No me olvido del lavado frecuente de manos ni otras medidas de extrema importancia. Son la base imprescindible sobre la que tenemos que añadir el intentar llevar las interacciones y reuniones hacia el cero y siempre que hablemos o estemos cerca de otra persona, los dos con mascarilla.

Quiero también comentar la frase, muy peligrosa porque puede generar falsa confianza, de “con el calor del verano el virus se morirá”. El virus no se muere con el calor (está muy a gusto a 37º dentro de nosotros), pero es cierto que las gotas que caen en superficies se evaporan antes y entonces el virus se deseca y muere.

Es una de las razones por las que bajan los contagios en verano en algunos virus. En otros no, y en éste todavía no lo sabemos, aunque vemos que hay casos en países en los que ahora es verano. No obstante, en un país como España en el que la epidemia está creciendo rápido y habrá un gran número de casos en verano, los contagios seguirán produciéndose aunque puede que a una tasa menor.

Pero no olvidemos el enorme poder de contagio de este virus, con su prolongado período contagioso de incubación sin síntomas. Ojalá nos dé un pequeño respiro en verano pero, si no lo contenemos nosotros ya, en verano seguirá siendo algo mucho mayor de lo que podamos manejar.

Las mascarillas y el resto del material para evitar contagios tienen que estar disponibles en primer lugar para el personal sanitario. Me gustaría pensar que desde enero el gobierno ha controlado todas las fábricas y stock de material, y llevado la producción al máximo para que el personal sanitario, que van a ser nuestros ángeles de la guarda durante los próximos meses (o un par de años), cuenten con la mejor protección.

Por eso insisto en que vale un pañuelo si no se dispone de mascarilla (y éstas se pueden desinfectar y reutilizar, sobre todo si no somos personal sanitario). Otra medida que no sé si ha adoptado el gobierno pero debería, es la prohibición –con duras sanciones- de venta entre particulares de este material para evitar los acaparamientos y los robos.

Quiero concluir comentando que tanto minimizar interacciones como poner una barrera al contagio mediante pañuelos o mascarillas son medidas comunitarias, que tenemos que tomar cada uno de nosotros pero que nos ayudan a todos. Y sólo en conjunto podemos protegernos. Si algunos fallamos, estamos abriendo la brecha y perjudicando a todos.

La concienciación tiene que aumentar hasta que ver a alguien sin mascarilla sea como que alguien que va con nosotros en un ascensor se ponga a fumar (con la diferencia de que es mucho más peligroso el coronavirus que un poco de humo). Debemos tomar estas medidas y presionar al gobierno para que intente hacerlas cumplir a su vez (y, si no lo conseguimos, seguir por nuestra cuenta).

Pero no basta sólo con hablar de las medidas, creo que es imprescindible conocer los datos del virus para que la gente entienda la realidad del escenario actual (el x10-15 que inevitablemente veremos en tres semanas) y la importancia de las medidas para evitar ahora que abril se recuerde como el mes en el que se abrieron las puertas del infierno en España.

Considero que las autoridades, medios de comunicación, empresas, colectivos… deberían apoyar la difusión de esta información y la importancia de adoptar estas medias HOY, de forma unánime y con la máxima contundencia. Si alguien tiene en su mano lograr algo por esta vía, que lo haga, por favor.

Porque si vemos a los niños y abuelos en parques o centros comerciales sin mascarilla porque los colegios están cerrados, si los universitarios se dedican a reunirse –y además sin mascarilla- porque no tiene clase; si, en definitiva, las interacciones no tienden a cero y las mínimas inevitables siempre con mascarilla o pañuelo, todas las demás medidas sólo habrán servido para causar un daño terrible al generar falsa confianza y la sensación de que “ya se ha hecho algo”.

He intentado mencionar toda la información básica y explicarla. Lamento no tener tiempo disponible para responder preguntas o dedicarme a desmentir los muchos bulos que circulan. Tengo que intentar avanzar con mi trabajo a la vez que me ocupo por las mañanas de mis dos hijos, que tenemos aislados en casa desde hace unos días.

Un abrazo,

Marcos Chicot

Algunos links. El primero contiene información muy extensa en sus diferentes apartados:

https://www.worldometers.info/coronavirus/

https://www.theatlantic.com/science/archive/2020/01/how-fast-and-far-will-new-coronavirus-spread/605632/

Marcos Chicot
Psicólogo Clínico, economista y escritor. Publicado en una veintena de países y autor del ebook en español más vendido del mundo. "Premio per la cultura mediterranea" por su labor de difusión cultural. Es miembro de Mensa y destina el 10% de sus novelas a Fundaciones de ayuda a personas con discapacidad.