¿El uso de pantallas afecta a la habilidades sociales de los niños?

El desarrollo social en la infancia es uno de los aspectos que más preocupa a padres y madres en la actualidad. El uso de dispositivos móviles para la educación y el entretenimiento de los niños es cada vez más frecuente, despertando sospechas de un posible impacto negativo en las habilidades sociales por la exposición de los menores a la pantalla.

Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la American Journal of Sociology desmiente estos efectos perjudiciales, por lo que parece que los estudiantes de primaria todavía tienen habilidades sociales normales a pesar de los teléfonos inteligentes.

Hasta la fecha, un gran número investigadores y padres estaban convencidos del deterioro en las habilidades sociales de esta nueva generación a causa de la tecnología. Numerosos posgrados en Psicología recogían los posibles efectos negativos al prestar un mayor tiempo a la pantalla en lugar de la socialización con otros niños. No obstante, esta nueva investigación ha hallado poca evidencia de un impacto negativo en los estudiantes de primaria.

Al finalizar el estudio, los investigadores concluyeron que los niños manifestaban habilidades sociales similares a las de otras generaciones. De hecho, el resultado más sorprendente evidenció una calificación superior de la generación del 2010 en cuanto al autocontrol y las habilidades interpersonales. Para ello, se les evalúo el control del carácter y sus relaciones de amistad con otros jóvenes, analizando incluso la capacidad de llevarse bien con aquellos que eran diferentes.

Comparación generacional

Al comprobar que, en efecto, no existía ninguna evidencia sólida que permitiera afirmar este deterioro en las habilidades sociales de los niños de primaria, Douglas Downey, profesor de sociología en la Universidad Estatal de Ohio, y Benjamin Gibbs, profesor asociado de sociología en la Universidad Brigham Young, decidieron realizar esta investigación. Para ello, el equipo de expertos utilizó datos de un estudio longitudinal dirigido por el Centro Nacional de Estadísticas Educativas.

La idea surgió de una conversación entre Downey y su hijo, donde el primero le recriminaba el comportamiento de la mayoría de los jóvenes, que prefiere dedicar tiempo a utilizar estos dispositivos en lugar de socializar en persona con otros niños que se encuentran en el mismo lugar.

El estudio incluyó dos cohortes de estudiantes. La primera, con 19.000 niños, se correspondía con la generación de estudiantes que comenzó en la educación preescolar en 1998, mientras que la segunda incluyó a un total de 13.400 jóvenes que comenzaron en el 2010.

Los investigadores recogieron las calificaciones de los padres en tres ocasiones diferentes: al comenzar y finalizar la educación preescolar, y al finalizar primero de primaria. Asimismo, también se incluyeron seis evaluaciones de los profesores hasta el quinto año de primaria.

Como resultado, los estudiantes pertenecientes a la cohorte del 2010 no manifestaron un deterioro en sus habilidades sociales en comparación con la de 1998. Por el contrario, el autocontrol y las habilidades interpersonales aumentaron su puntuación en esta última generación, obteniendo un resultado completamente diferente al esperado por los investigadores.

La única diferencia sustancial está relacionada con los juegos en línea. En el caso de estos niños, que dedicaban gran parte del tiempo a este tipo de entretenimiento, sus habilidades sociales eran ligeramente inferiores que en los demás.

«En general, encontramos muy poca evidencia de que el tiempo que pasaban en las pantallas perjudicara las habilidades sociales para la mayoría de los niños», explicó Downey en el un comunicado de prensa.

Una de las limitaciones del estudio es que el equipo se centró en analizar únicamente las habilidades cara a cara. Por ello, el investigador principal, Douglas Downey, sugiere que, para estudios futuros, también se deben considerar las habilidades digitales, que les permitirán comunicarse a través de correo electrónico y en las diferentes redes sociales.

De igual forma, una de las críticas principales a la exposición de los menores a estos dispositivos es que conduce a una socialización menos directa. Si bien esta afirmación podría tener sentido, ya que a menor tiempo dedicado a la socialización se descartarían las oportunidades para desarrollar habilidades sociales, la realidad que ofrece esta investigación revela un panorama completamente diferente.

No obstante, es fundamental que los padres controlen esta exposición a la pantalla, permitiendo a los menores intercalar estas actividades con la socialización cara a cara junto a otros niños. Por ello, es imprescindible la publicación de nuevos estudios que profundicen en estos hallazgos, con el objetivo de comprobar definitivamente la presencia de posibles efectos negativos.

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