5 ejercicios para conectar con el presente

Decía un maestro, si te gusta el té y mientras lo bebes estás haciendo otras cosas, entonces tienes un gran problema con el momento del té. Tu problema más que con el té es con cómo saborear, no la infusión sino la vida.

Uno de los inconvenientes de la sociedad en la que vivimos es el concepto de la “falsa productividad”. Nos han dicho que tenemos que ir rápido, “aprovechar el tiempo, no dormirnos en los laureles” , hacer si es posible dos, tres, incluso cuatro cosas a la vez. Me valgo del refranero, fuente de sabiduría a través de los dichos populares para explicar la consecuencia de esto: “quien mucho abarca, poco aprieta”. Convertidos en engranajes de este ritmo frenético nos desgastamos, y mucho.

Aparecen en nuestras consultas cada vez con más frecuencia personas retiradas de la esencia de la vida, que se han visto fagocitadas de ella sin conciencia.

¿Quiénes son los culpables? Todos y nadie. Entras en la dinámica vital imitando, y si no lo haces da la sensación de que te quedas atrás. La sociedad está en continuo cambio, con la llegada de  internet y las redes sociales, tenemos más información que nunca, estímulos que cambian apenas transcurren dos segundos.

Plataformas donde exhibimos una realidad de nosotros enmascarada, escaparates de humanos deshumanizados. No se trata de sentirnos culpables por avanzar con el mundo, pero bajo mi experiencia personal y profesional si no queremos ser fagocitados de la vida, levantándonos un día con una resaca existencial, es necesario aprender a estar presentes, más allá de la velocidad superficial con la que nos arrastran las modas sociales.

Para ello te propongo 5 sencillos ejercicios derivados de estrategias meditativas que tienen el poder de vincularte de nuevo con la verdadera esencia de la vida:

1. Frena: regálate unos instantes

Escucha como se siente tu cuerpo desde la punta de los pies hasta la coronilla. Barre con tu atención, como si de una ola se tratase, pies, tobillos, pantorrillas, muslos, pelvis, glúteo, parte baja de la espalda, parte alta, vientre, costillas, pecho, hombros, brazos, antebrazos, muñecas, mandíbula, nariz, ojos, frente y coronilla, haz el mismo proceso a la inversa. Termina conectando con tu respiración, obsérvala cuenta de 0 a 5 respiraciones y luego de 5 a 0. (No te llevará más de 5 minutos y la repercusión que esta actividad tiene en el cerebro es de gran alcance).

2. Frena: observa tus pensamientos

Como si fuesen nubes que transcurren por el espacio de tu mente. Ese darte cuenta, sin juzgar, ni pretender que desaparezcan. El ejercicio sólo consiste en mirar qué es lo que hay, con plena conciencia.

3. Frena: Observa tus emociones

Qué sientes, ábrete a ellas sin etiquetarlas como buenas o malas. Permítete sentir tal y cómo te sientas.

4. Frena: antes de comer o beber

Deja lo que estés haciendo además de esto, y prepárate para saborear, atender con todos tus sentidos al alimento, textura, temperatura, sabor, sensaciones.

5. Frena: cuando hables con alguien

Concéntrate en esa persona, estrecha tu foco atencional en lo que te dice, cómo te lo dice, qué expresa su cuerpo cuando habla. Escuchar y atender al otro de manera profunda, es el mejor regalo que le podemos hacer a alguien.

No es casualidad que cada ejercicio esté precedido de la palabra “Frena”. Frenar significa permitir conectar de manera profunda a través de la atención con lo que estamos viviendo en el aquí y en el ahora.

Puedes atender a esta premisa con cualquier actividad que hagas. Regálate verdadera presencia, ésta no se vende en ningún establecimiento, no tiene precio, ni siquiera lo puedes encontrar en google. Todo lo que buscas está dentro de ti.

Redacción
Portal web especializado en Psicología y Desarrollo Personal formado por más de 200 profesionales.