Maltrato y Programas de Intervención Psicológica

El uso de la expresión violencia de género es tan reciente como el propio reconocimiento de la realidad del maltrato a las mujeres. La violencia de género es aquella violencia que ejerce el hombre sobre la mujer por su rol específico de género.

Cuando se produce la violencia de género en la pareja es necesaria y prioritaria la atención, evaluación e intervención de la mujer víctima del maltrato.

Sin embargo, también es necesaria la intervención psicológica de los maltratadores. Tratar a un agresor contra la pareja no implica que no sean responsables de sus actos.

Los hombres que ejercen esta violencia son responsables de sus conductas. Presentan limitaciones psicológicas importantes en su sistema de creencias, en el control de impulsos, control de los celos, en habilidades de comunicación y de solución de problemas que deben ser tratadas.

Los programas de intervención con maltratadores en España se han realizado de forma reciente desde la última década. Pueden dividirse en programas desarrollados dentro de prisión y programas desarrollados fuera de prisión. 

Programas de intervención dentro de prisión

Ente los años 2001 y 2002 se desarrolló la primera intervención en 8 prisiones con hombres condenados por delitos de violencia de género.

La intervención se realizó de manera grupal, con una sesión semanal y una duración de 6 meses aproximadamente.

A raíz de los resultados obtenidos y de las experiencias de los Psicólogos de las Instituciones Penitenciarias surgió en 2004 un nuevo proyecto de intervención con maltratadores, el “Programa de tratamiento en prisión para agresores en el ámbito familiar”.

Este programa se desarrolló en una primera fase en 18 Centros Penitenciarios con 162 internos condenados por delitos de violencia hacia la pareja.

Al igual que el anterior se realizó de manera grupal pero duplicando su duración. Se caracteriza por tener un enfoque cognitivo-conductual que refuerza los aspectos emocionales de la intervención y adapta los contenidos a la situación de privación de libertad, tales como:

  • Asunción de responsabilidad y mecanismos de defensa.
  • Identificación y expresión de emociones.
  • Empatía con la víctima.
  • Distorsiones cognitivas y creencias irracionales.
  • Control de emociones como la ansiedad, los celos, ira y resentimiento.
  • Habilidades de relación y comunicación.
  • Resolución de problemas.
  • Educación sexual.
  • Prevención de recaídas.

Programas de intervención internos

Uno de los programas de intervención en el contexto comunitario es el que desarrolló Echeburúa y su equipo (Redondo, 2008).

Este programa centrado en la violencia familiar comenzó a aplicarse en 1997 ya que los autores detectaron la necesidad de tratar a los hombres que ejercen violencia intrafamiliar además de la imprescindible intervención con las víctimas.

En España, en el marco de medidas alternativas a la pena de prisión, se han elaborado diversos programas de intervención en el marco comunitario, algunos de las más relevantes son:

Programa Galicia de Reeducación para Maltratadores de Género (Arce y Fariña, 2007)

El programa se desarrolla en la Unidad de Psicología Forense de la Universidad de Santiago de Compostela y pretende la reeducación psicosocial de los maltratadores de género y la erradicación de patrones conductuales inadaptados a través del aprendizaje y la generalización de destrezas.

Se centra en aspectos como la aceptación de responsabilidad de las conductas violentas, modificación de las creencias irracionales en torno al género y al uso de la violencia, fomento del respeto a la mujer, internalización de conductas adaptativas y el mantenimiento y generalización de tales destrezas.

Programa Terapéutico para Agresores en el Ámbito Familiar (Echauri, Rodríguez y Martínez, 2007)

En colaboración con el Instituto Navarro de Psicología Jurídica, cuenta con dos vertientes una para hombres en libertad y otra para aquellos que están dentro de prisión.

Su objetivo general es cambiar las creencias y actitudes que favorecen el uso de la violencia a través de técnicas de autobservación, reforzamiento de respuestas no violentas, registro de emociones, entrenamiento en resolución de problemas, habilidades sociales, anticipación de situaciones de riesgo y reestructuración cognitiva para modificar el pensamiento sexista y la justificación de la violencia.

Según el nivel de gravedad se puede adaptar el formato del programa (completo para los casos más graves, medio para hombres más motivados al cambio y el programa breve para los casos menos graves).

Programa Contexto (Lila, 2009)

Se realiza en colaboración con la Universidad de Valencia desde la perspectiva del enfoque del modelo ecológico de Bronfenbrenner (1979).

Centra la intervención con maltratadores en los niveles de análisis intrapersonal, interpersonal, situacional y macrosocial.

El contenido del programa se centra tras una toma de contacto, en los principios básicos contra la violencia de pareja, en estrategias de cambio en cada uno de los niveles (personal, familiar, situacional, socio-cultural) y en la prevención de recaídas.

Programa Psicosocial para Agresores en el Ámbito de la Violencia de Género (Ruiz y Expósito, 2008)

Con la Universidad de Granada y desde una orientación de género tiene como objetivo centrar la intervención en los comportamientos concretos empleados por los hombres violentos para mantener el poder y el control dentro de la relación de pareja.

Su contenido se centra en aspectos como la minimización, negación y culpabilización, los privilegios masculinos, las amenazas y coacciones, la intimidación, el abuso emocional, sexual y económico, el aislamiento social y la manipulación de los hijos.

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Programa de Intervención Psicosocial en Personas que Maltratan a sus Parejas (Quinteros y Carbajosa, 2008)

Realizado por Grupo 5 Acción y Gestión Social (Madrid) desde la perspectiva del modelo transteórico del cambio (Prochaska y DiClemente, 1982 y 1986). El programa ajusta las intervenciones a las distintas etapas del proceso de cambio: contemplativa, acción y mantenimiento.

Se centra en la etapa contemplativa en aspectos como la creación de la dinámica grupal, asunción de responsabilidad, la motivación para el tratamiento y en el desarrollo de herramientas para el cese de la violencia.

En la etapa de acción se trata el cese de todo tipo de violencia, promoción de pensamientos que tiendan a la igualdad en las relaciones, mejora de las habilidades sociales y el manejo de las emociones y el estrés.

Por último la etapa de mantenimiento se centra en la reelaboración y consolidación de los cambios y en la prevención de posibles recaídas.

Programa para el tratamiento psicológico de maltratadores (Graña, et al., 2008)

Su objetivo es la sustitución de las comportamientos violentos por comportamientos adaptados en las relaciones de pareja desde una perspectiva cognitiva conductual.

En el que se trata el concepto de violencia de género, las emociones implicadas, las creencias que sustentan el maltrato, habilidades en relaciones interpersonales, consumo de alcohol y la construcción de una vida alternativa.

Violencia de género. Programa de intervención para agresores (PRIA).

Se trata de un programa de perspectiva cognitivo conductual que introduce aspectos relacionados con la perspectiva de género.

Se diferencia de los anteriores programas en tres aspectos: el análisis de las diferentes conductas que integran la violencia de género especialmente la violencia psicológica y la instrumentalización de los hijos, enfatiza la necesidad de trabajar la motivación inicial de los agresores e integra aspectos clínicos con perspectiva de género.

Se inicia con una evaluación individual que permitirá al terapeuta decidir si es más apropiada la aplicación del programa de manera individual o grupal.

Tras la evaluación inicial, el programa se compone de tres fases: motivación y evaluación, intervención y seguimiento.

La primera fase se centra en trabajar de forma individual para aumentar la motivación al cambio y eliminar resistencias.

En la segunda se tratan aspectos como la inteligencia emocional, las habilidades de autocontrol y gestión de la ira, la empatía, creencias sexistas que apoyan la violencia, los celos, la construcción de relaciones de pareja sanas, las consecuencias de la violencia en los menores, etc.

En su última fase, se evalúan los cambios realizados y se cierra la intervención enfatizando los objetivos prosociales más importantes en cada caso.

Todos estos programas externos se caracterizan por atender a hombres que han pasado en su mayoría por un proceso penal y que aceptan la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad a condición de participar en programas formativos específicos de violencia de género.

En general, estos programas encuentran numerosas dificultades para su correcta ejecución debido a la ausencia de voluntariedad de los usuarios que los integran.

Sin embargo, la intervención psicológica con los maltratadores es necesaria ya que permite dar la oportunidad para que cambien su conducta al mismo tiempo que hacen frente a sus responsabilidades, ayuda en la protección de las víctimas ya que por desgracia muchas de las víctimas siguen conviviendo con el agresor y por interrumpir la cadena de transmisión intergeneracional y el aprendizaje observacional por parte de los hijos.

Además se trata de prevenir violencia con víctimas futuras, ya que si un maltratador no es tratado repetirá las mismas conductas violentas con sus futuras parejas.

La intervención clínica es más necesaria aún cuanto mayor es el riesgo de violencia grave contra la pareja, por ello en el primer contacto con el agresor siempre es necesario evaluar su nivel de motivación al cambio y su grado de peligrosidad actual ya que la protección de la víctima es prioritaria.

Eva Cabrero
Licenciada en Psicología