Gerascofobia: Miedo a envejecer

Tengo amigas especiales, llenas de energía positiva, luchadoras, independientes, lindas. Tengo otras que han logrado brillar profesionalmente, que hicieron una familia, que atinaron en la educación de sus hijos y hoy son personas de bien. Otro grupo son jóvenes, lozanas, llenas de ganas de “comerse el mundo”. Casi todas (porque en el absolutismo se esconde la ignorancia) comparten un temor… envejecer.

Es un miedo irracional, estamos de acuerdo, no ha podido demostrarse que sea un problema de género, sabemos que es una etapa más de la vida, tenemos un montón de mitos acerca de la vejez cuando somos más jóvenes… y vamos luchando contra ellos en cada cumpleaños, a pesar de nuestro sistema argumental racional y muchas veces inteligente, le seguimos temiendo a ponernos viejos, a perder la juventud, a quedarnos solos, a morir, a ser olvidados.

Parafraseando a un científico alemán de las ciencias sociales «nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos».

No es una simple verdad de “perogrullo”, desperdiciamos la vida teniendo miedo, pensando en el mañana, queriendo siempre “encajar”, ser parte del selecto grupo de los exitosos, teniendo para ello indicadores que las sociedades nos imponen y nos dejamos arrastrar, a pesar del CI, los libros y cursos que hemos recibido.

Nada de eso nos libra de las creencias irracionales equivocadas y los pensamientos perturbadores (categorías de las terapias racionales emotivas) que rara vez nos cuestionamos y que tiñen el envejecimiento de ese gris y negro con qué pintamos las cosas negativas. Se ha escrito un montón sobre eso, sobre la crisis de los 40 como preámbulo, sobre las “pausias” femenina y masculina, y por supuesto, a todo miedo que se respete no le podía faltar una fobia.

Gerascofobia

No es simplemente el miedo a envejecer, que muchas personas tienen y que intentan superar mediante cirugías estéticas y tratamientos de belleza, se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a envejecer.

Esto significa que cierto nivel de temor, de intentos por mantener la juventud y sus ventajas, es natural, la gerascofobia es un caso extremo que conlleva mucha infelicidad a quienes la padecen pues viene relacionada con mucha angustia, trastornos de ansiedad y depresión, la persona es incapaz de aceptar lo que está viendo en el espejo y esto le produce pánico y lo invade una gran desesperanza. Como toda fobia, se la asocia a cuadros psiquiátricos complejos. Es importante diagnosticarla y tratarla en consecuencia.

Son más propensas:

  • Las personas ansiosas, histéricas (el término abandonó los manuales pero no la vida práctica) o narcisistas, que debido a la sobrevaloración que hacen de los bienes materiales y del logro de las metas o éxito en la vida, experimentan problemas para lidiar con la pérdida de la belleza, el poder, la seducción y las riquezas, que pueden asociarse con la vejez.
  • Las personas que padecen de otras fobias, temores o ansiedades.
  • Las personas que experimentan falta de realización personal, frustración, baja autoestima, circunstancias socioeconómicas problemáticas.

No pasa tan desapercibida…

Puede comenzar a edades tempranas como los treinta, donde las primeras arruguitas hacen su aparición.

Los gerascofóbicos, a pesar de saber o sospechar de la irracionalidad de sus preocupaciones acerca de la vejez, carecen de la capacidad para superar los temores por sí solos. No saben cómo no tener miedo por sí solos. La terapia es el método más común de abordar el problema.

Esto puede incluir la terapia cognitivo conductual, la desensibilización afectiva, y otro tipo de psicoterapia que pueda ayudar al paciente a desarrollar confianza en sí mismo y preocuparse menos acerca de un aspecto joven, concomitantemente se administran en muchos casos ansiolíticos para disminuir y controlar la ansiedad causada por la fobia.

Creo que de las amigas que les comenté al inicio, muy pocas pueden sufrir gerascofobia, para sus miedos “naturales” acerca de la vejez, igualmente les comparto:

  • Lo más importante para asumir la vejez es prepararse desde joven, no desde la óptica de vivir y preocuparse excesivamente por el futuro pues esto tampoco es saludable, sino de saber primero que todo, que los mitos y las ideas negativas que sobre la vejez se extienden son falsas, y muchas nacen a partir de negocios lucrativos como son las industrias cosméticas y de tratamientos estéticos, si usted no tiene una adecuada autoestima no hay cirugía que lo haga feliz, pues corrige una arruga por aquí y encuentra otro problema físico en otro lugar, es algo que no se acaba porque es inevitable que el cuerpo cambie y cambie mucho, la publicidad y el consumismo, sin ánimo de satanizarlos, han creado en las personas la necesidad de batallar contra el envejecimiento, cuando la verdadera batalla es llegar a esta etapa con una calidad de vida adecuada y sintiéndose realizados y útiles, desde luego, dichos segmentos del mercado no tienen receta para eso.
  • Cuidar la salud física y mental, mantener diversidad de intereses, cultivar relaciones interpersonales, amigos, pasatiempos, dedicarse tiempo a uno mismo para que las pérdidas de seres queridos que tienen lugar en la vejez no sea la causa del aislamiento social o de perder ya el sentido de la vida. Desde jóvenes debemos trabajar en nuestra valoración de nosotros mismos (autoestima), que es algo que comienza a formarse desde pequeños y que se va desarrollando a lo largo de la vida. Aparece entonces la pregunta supuestamente más respondida de todas ¿cómo lo hago?

Lo primero es conocerse bien y no exigirse más de la cuenta, aceptar nuestras limitaciones y no tener miedo a seguir intentándolo cuando algo no sale como queríamos, el perfeccionismo acaba con la autoestima al igual que la creencia irracional de que todo nos tiene que salir bien o que todos los que queremos nos tienen que querer, no tiene porqué ser así, es algo que usted desearía pero si no se da no es el fin del mundo.

Lo segundo es no compararse obsesivamente con los demás pues todos somos distintos, a veces valoramos lo ajeno como éxito, a la ligera, por apariencias. Pretender lo que usted no es, es muy desgastante y al final siempre sale dañado de la situación, usted es una persona única, muy valiosa, pero tiene que creérselo primero y comportarse como tal, no desde el orgullo y la arrogancia, sino desde el respeto y la tolerancia con las demás personas.

Lo tercero es trazarse metas y objetivos en la vida que sean realistas, para usted, que pueda cumplirlos a partir de sus virtudes y defectos y su esfuerzo, si bien es cierto que hay que superarse constantemente, esto no implica ansiar demasiado algo que sabe de antemano que no puede lograr por las circunstancias, sus características u otros motivos, esto solo hará más duradero el fracaso.

Mantener una actitud positiva ante la vida no es siempre estar alegre o no sufrir nunca, sino saber que la alegría y el sufrimiento son los dos parte de la vida y que recuperarse es lo que importa, cuando usted acumula frustraciones, cosas que quiso y no pudo, ira, resentimientos, culpa, pues no podrá seguir adelante y será gobernado por su pasado.

Hay casos en los que no sabe cómo salir de las situaciones dolorosas, en las que pasa el tiempo y usted se siente incapaz de seguir con su vida, no dude en buscar ayuda profesional, este es el comportamiento más inteligente que usted puede tener, significa que le importa su salud y seguir adelante.

Esto tampoco es una receta de vida, personal y profesionalmente las detesto, muestran a cada paso ser vacuas y superficiales, es solamente una contribución al problema, serio, de infelicidad humana causada por tantos motivos que a la larga….. no son tan significativos.

Quiero dejarlos con una frase que me gusta mucho, quizás algunos la conozcan en otra de sus versiones, dice más o menos: “en la vida hay que tener 3 cosas fundamentales: valor… para cambiar las cosas que se pueden cambiar, serenidad… para aceptar las cosas que no se pueden cambiar e inteligencia… para saber cuándo se debe tener serenidad y cuándo valor.”

Mis amigos, el envejecimiento es natural y para nada una desgracia, la desgracia es no trazarse metas en la vida que puedan ser alcanzadas, la desgracia es aislarse de los seres queridos y vivir en la autocompasión, teniendo lástima por lo que somos, culpando a otros, pensando en la otra vida en la que podremos crecer todo lo que no pudimos en esta por esas miserias humanas pintadas de avaricia e individualismo, la desgracia es dejar que la vida nos pase por delante y rendirse antes de la hora, ser jóvenes no es una virtud, es una etapa de la vida como las otras. Todas tienen sus ventajas, céntrese en eso, deje de lado los síndromes del “todopoderoso”, el “intocable” y el “todo eso ya me lo sé”, cultive su autenticidad, la suya no se parece a ninguna otra y no lo ansía, precisamente en eso, radica todo su valor.

Referencias bibliográficas:

Dryden, W., Ellis, A. (1987): The practice of rational-emotive therapy. Springer. New York.

Ellis, A. (2000): Mi teoría sobre la Psicoterapia.

Lic. Ivette B. Martínez Díaz. Facultad de Psicología. Universidad de la Habana.

Ivette Barbara
Licenciada en Psicología. Facultad de Psicología.