Algunos trastornos curiosos

La mente es muy compleja, y sus debilidades, al igual que sus fortalezas, también. Todos tenemos nuestras particularidades, a veces incluso demasiado exageradas, pero no siempre actitudes extrañas o extremas pueden asociarse a trastornos mentales. Para poder diagnosticarlo como tal, es necesario que se cumplan ciertos rasgos específicos asociados a la enfermedad de la que se trate y además un requisito general fundamental: que impida poder realizar actividades habituales y/o llevar una vida normal en el ámbito personal, laboral y social.

Seguramente conozcas muchos trastornos mentales como pueden ser los del estado del ánimo, de la conducta alimentaria, fobias comunes, esquizofrenia o TOC, entre otros. Pero en este artículo voy a hablar sobre trastornos menos comunes o peculiaridades de ciertos trastornos que probablemente no sean tan familiares y resulten un tanto sorprendentes.

Trastornos específicos

TRICOTILOMANÍA

Existen algunas hipótesis que clasifican la tricotilomanía como TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Se trata de un comportamiento asociado a la ansiedad o la depresión, que obliga al sujeto a arrancarse compulsivamente cabellos de cualquier zona del cuerpo, aunque más frecuentemente de la cabeza, originando calvas. A menudo, quien sufre este trastorno masca o ingiere el pelo arrancado, dando lugar a lo que se conoce como tricofagia. Las personas que lo padecen no siempre son conscientes de lo que están haciendo. En situaciones más extremas o estados de ansiedad pueden llegar a originarse heridas en las zonas en que se arranca el vello o problemas gastrointestinales en los casos en que se ingiere.

PICA

El trastorno de pica suele aparecer en edades infantiles. Se conoce como un trastorno de la conducta alimentaria en el que existe un deseo irresistible de lamer o comer sustancias no comestibles como tierra, piedras, papel, bicarbonato, pintura, pegamento, heces, cenizas o cualquier otro elemento no nutritivo. Puede dar lugar a infecciones, anemia, desnutrición y causar graves problemas gastrointestinales. 

TRASTORNO DELIRANTE EROTOMANÍACO

En los trastornos de tipo delirante aparecen ideas poco habituales de forma persistente llegando a obsesionar al sujeto hasta formarle ideas equivocadas de la realidad. En el caso del tipo erotomaníaco, el sujeto cree que otra persona está enamorada de él. Está más enfocado a un amor idealizado que de atracción sexual. Quien lo padece muestra su falsa idea como real e intenta acercarse al desconocido al que cree enamorado mediante búsquedas continuas, regalos, cartas, llamadas, etc. La idea de amor suele dirigirse a personas famosas o reconocidas socialmente, aunque no siempre es así. 

SÍNDROME DE COTARD

Este síndrome ha llegado a relacionarse con la hipocondría. Se caracteriza por delirios y alucinaciones que provocan en quienes lo padecen la sensación de que sus órganos y sus sistema interno están dañados e incluso pudriéndose, llegando a producir falsas sensaciones olfativas de hedor o ausencia de ciertos órganos. Los pacientes consideran que tienen una grave enfermedad, que están en proceso de putrefacción o incluso que ya ha fallecido. A menudo, los que sufren este síndrome, llegan a creer que son inmortales. 

PROSOPAGNOSIA

Este trastorno mental también conocido como “ceguera de la cara” consiste en la incapacidad de reconocer los rostros. Es común que aparezca como consecuencia de un accidente o daño cerebral. Las personas con prosopagnosia no son capaces de diferenciar el rostro de nadie, identificando a sus familiares y amigos por otros medios como olores, voces o características peculiares de los mismos. En casos más avanzados de la enfermedad pueden llegar a no reconocer su propio rostro ante el espejo.

SÍNDROME DE CAPGRAS

Al igual que el anterior, también se trata de un trastorno de identificación de los rostros. En este caso, quien lo padece cree que alguien ha suplantado la identidad de algunas de las personas de su entorno. Debido a una desconexión cerebral, el sujeto no experimenta reacciones afectivas ante la presencia de sus seres queridos, creyendo que un impostor con su mismo físico está en su lugar. Suele ocurrir más a menudo con la pareja del afectado.

Trastornos asociados a cuentos infantiles

Los cuentos que conocemos esbozan cualidades que el propio autor ha observado en personas reales, en otras ocasiones, son producto de la imaginación. En algunos de ellos, se desarrollan conductas que reflejan muy bien enfermedades mentales que posteriormente se han justificado con nombres que hacen referencia a las propias obras literarias por su enorme parecido con estos casos.

SÍNDROME DE PINOCHO O CONDUCTA DISOCIAL

Este trastorno se genera en niños de entre seis y trece años presentando características propias de la conducta disocial o el trastorno negativista desafiante. Los niños que lo desarrollan suelen mostrar rasgos como desobediencia, comportamientos desafiantes, cólera, rencor, deseo de venganza, ausencia a las clases, salidas nocturnas a escondidas, continuas mentiras, robos, amenazas y/o agresividad ante personas y animales. A veces, pueden llegar a forzar a otros a hacer lo que ellos quieren mediante la intimidación y el uso de armas.

El propio cuento ha de ser transmitido debidamente por un adulto, puesto que puede inducir a los niños a tomar cualidades fantasiosas e irreales como normales llegando a mimetizar el comportamiento inadecuado del protagonista.

SINDROME DE ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS O MICROPSIA

El síndrome de Alicia en el país de las maravillas, ha sido asociado con las migrañas. Con frecuencia está ligado a otra enfermedad de tipo neurológico, psicosis o intoxicaciones. Las personas que lo padecen sufren distorsión de la realidad, considerando erróneas las dimensiones de su entorno y observando su cuerpo con formas y tamaños desproporcionados. Algunos pacientes han asegurado sentir como algunos de sus miembros se alejaban de ellos mismos, se encogían o se duplicaban.

SINDROME DE PETER PAN Y DE WENDY

Se considera que padecen síndrome de Peter Pan aquellos adultos que no se sienten capaces de crecer. Está considerado trastorno de la personalidad y por lo general suele afectar a más hombres que mujeres. Son rasgos propios de quienes lo padecen la inmadurez social y sexual, incapacidad de amar, irresponsabilidad, rebeldía, narcisismo, cólera, dependencia y/o falta de compromiso.

Estas personas permanecen acomodadas en una continua adolescencia, se niegan a adoptar la responsabilidad de los adultos y a seguir creciendo como persona. Sienten la necesidad de la protección materna ante su encubierta vulnerabilidad. Suelen asegurarse de tener al lado a alguien que atienda continuamente sus necesidades, a quien se aferran con el temor de no ser queridos o verse envueltos en la soledad.

Sucede contrariamente en el síndrome de Wendy que toma nombre del mismo cuento. Son más numerosos los casos de este síndrome en mujeres. Las personas que padecen este trastorno, adoptan el papel de adulto antes de tiempo, adoptando la responsabilidad propia de una madre con sus seres queridos, y adquiriendo un rol de poder e independencia.

Fobias poco comunes

Los trastornos fóbicos o fobias específicas suelen caracterizarse por desencadenar síntomas similares ante el temor de exponerse ante la situación u objeto temidos. Este miedo activa el sistema nervioso provocando algunos de los siguientes síntomas: aumento de la presión sanguínea, taquicardias, palpitaciones, respiración acelerada, sudoración, boca seca, asco, nauseas, malestar del estómago y/o mareos, principalmente. Estos advierten al sujeto de la proximidad del peligro temido haciéndole evitar la situación y buscar seguridad. En caso de exposición al temor, los síntomas pueden verse agudizados desatando una crisis de ansiedad o ataque de pánico.

FOBIA A CONDUCIR

Existen personas con un miedo exagerado a conducir. Estas personas temen tener un accidente provocado por otros o por ellos mismos, quedarse atrapados en un atasco, ser blanco de ira de otros conductores, tener un ataque de pánico o desmayarse.

Los que sufren esta fobia solamente conducirán en situaciones realmente necesarias y en trayectos “seguros”, es decir, rutas conocidas, distancias cortas, carretas sencillas con poco tráfico, buen clima o acompañados de alguien que les aporte seguridad. Normalmente irán a una velocidad cauta, agarrando con fuerza y nerviosismo el volante, algo alterados e inseguros.

FOBIAS ESFINTÉRICAS

Quienes sufren esta clase de fobia no son capaces de orinar o defecar en lugares públicos. Sienten la imposibilidad de realizar sus necesidades cuando hay otras personas cerca ante el temor de que alguien pueda acudir a ellos. Por grande que sea la necesidad suelen mantenerse a la espera de hallar un lugar seguro para aliviarse. Otras personas que padecen este tipo de fobia, por el contrario, sienten una urgente necesidad de orinar continuamente por lo que solo se sienten seguros en lugares públicos donde dispongan lugares para hacerlo.

FOBIA AL AGUA

Las personas con fobia al agua temen caerse a ella, ser empujadas o ahogarse al no poder nadar o recibir ayuda. Suelen evitar ir a lugares con excesiva agua (piscinas, lagos, mar, etc.) y tomar embarcaciones. Ante la situación inevitable de permanecer en uno de los lugares temidos tenderán a permanecer en la orilla, no mirar el agua y usar todo tipo de protecciones de salvamento.

FOBIA A ATRAGANTARSE O VOMITAR

Esta fobia suele comenzar con el temor intenso ante la sensación de nausea o de ahogo, o tensión en la garganta. Aunque parezca contradictorio, las nauseas suelen ser más frecuentes en estos sujetos que en el resto de gente que no padece la fobia. Estas personas suelen comer en pequeñas cantidades y evitan ingerir ciertos alimentos, especialmente los asociados comúnmente con atragantamientos, pues temen morir ahogados o hacer el ridículo ante situaciones de atragantamiento o vómito.

Estos son algunos de los muchos peculiares trastornos que pueden llegar a formarse en nuestra compleja mente. Si conoces algún otro trastorno curioso, no dudes en comentar.

Clara Sanz
Profesora de apoyo escolar y psicopedagógico.