La revolución de las Neurociencias: el futuro de la psicoterapia

La primera vez que presencié una práctica en vivo de Coaching Wingwave, tuve que pellizcarme bien fuerte para saber que aquello era real. Acababa de ser testigo de una cura de una fobia en menos de veinte minutos. Todos mis esquemas mentales se habían quedado anticuados, pero pronto los actualicé y no tardé en comprobar personalmente como mi fobia a los perros quedaba plenamente superada en una única sesión. No es magia, es ciencia. Nos referimos específicamente a las Neurociencias y de cómo sus investigaciones y sus descubrimientos se están empleando en el campo de las psicoterapias para fundamentar todo un cuerpo de nuevas metodologías y técnicas llamadas Terapias Neurocientíficas.

El Coaching Wingwave es una de ellas, pero hay más, quizás habría que remontarse a la PNL (Programación Neurolingüística) y al EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares). Empecé a buscar y a formarme en cada una de ellas, como el Brainspotting y las TIC (Técnicas de Integración Cerebral).

Cada una me aporta marcos conceptuales y herramientas para ayudar a mis pacientes a superar eficazmente trastornos de ansiedad, creencias limitadoras, duelos, traumas y toda clase de bloqueos y dificultades en un período de tiempo comprendido entre una sesión y cuatro sesiones. Cuando hablaba con mis compañeros y compañeras de profesión veía sus caras, mezcla de sorpresa y curiosidad, y ellos me preguntaban “¿Cómo es posible que de forma tan rápida se consigan resultados exitosos?”

La gran diferencia con las terapias convencionales recae en que trabajamos en unos niveles más profundos, no nos quedamos en la superficie. Por ejemplo en el caso del Coaching Wingwave se emplea un test quinesiológico, juntando el dedo índice y pulgar obtenemos un círculo con el que nos permite medir la respuesta al estrés haciendo preguntas y tirando de él, y así llegar hasta el origen del bloqueo emocional. En mi caso, el origen de mi miedo a los perros se hallaba en un suceso acontecido en la infancia, cuyo recuerdo recuperé gracias a esta prueba.

Esto nos permite ahorrar muchas sesiones de búsquedas infructuosas. Y yo pensando que todo venía de un ataque de un perro salvaje hacía diez años, cuando en realidad el inicio estaba a los cinco años. Los recuerdos afloran y pueden venir de muchas maneras, con imágenes, sonidos, sensaciones, sabores u olores.

Una vez localizado el inicio de la perturbación, pasamos a reprocesarlo, o lo que es lo mismo, que nuestro cerebro sea capaz de reducir el estrés o las emociones negativas vinculadas a la situación, para aceptar lo ocurrido con plenitud. Hay varias maneras de conseguir la reducción o la eliminación del estrés. Por ejemplo con el EMDR (Desensibilización y Reproceso por el Movimiento de los Ojos), se le pide al paciente que siga con la mirada una serie de sets o movimientos horizontales que el terapeuta hace con la mano. Esta acción es una copia del movimiento ocular rápido o MOR, que hacemos cada noche cuando estamos en la fase de sueño profundo. Una vez terminados estos movimientos la persona siente un profundo alivio y una gran tranquilidad.

Esto nos indica que estamos realizando los mismos procesos que nuestro cerebro hace de forma natural.

Otra manera de lograr superar estas problemáticas sería con las TIC (Técnicas de Integración Cerebral), las cuales estimulan los dos hemisferios, por ejemplo al tapar uno y otro ojo alternativamente mientras se piensa en el suceso estresante, facilitaríamos la conexión y la sincronización de los hemisferios y como resultado nos sentiríamos más relajados y serenos. Estas técnicas que permiten la armonización de los hemisferios actúan directamente sobre la amígdala, haciendo que sus niveles de activación se reduzcan radicalmente. Sería como estar viendo una película de miedo sintiéndote tranquilo y relajado. Al final tu cerebro interpreta que aquello no te causa ningún pavor y le das otro sentido.

El Brainspotting sería otro método que nos permitiría entrar dentro de la experiencia. Allí donde miramos revela información sobre nuestras experiencias y nuestros sentimientos. A través de una vara el profesional detecta el lugar donde mira el paciente, o brainspot, y le indica que efectúe una auto-observación de las sensaciones y emociones, permitiendo que estas se rebajen y se acepten, y como resultado, que haya un descenso de la perturbación. Además añade la idea de exprimir el limón, o lo que es lo mismo asegurarse que no queda ni un ápice de emoción negativa ni de ninguna sensación corporal que sea molesta. Sólo así podemos sentir que la vivencia ha sido sanada.

Además las Terapias Neurocientíficas no sólo sirven para solucionar o superar bloqueos y dificultades, también tienen una doble función, el poder trabajar para potenciar e incorporar recursos. De esta manera se convierten en las técnicas y metodologías ideales para el terapeuta moderno, el cual no sólo trabaja con casos en los que la persona quiere sentirse estable y reconfortada sino que puede ayudar a aquellas personas que quieran lograr la excelencia en sus respectivos campos.

Para mi ha sido una revolución en todos los sentidos y cada vez son más los pacientes a los que ayudo a poder superar sus problemáticas y a crecer personal y profesionalmente. Las Neurociencias nos han abierto una puerta al futuro con infinitas opciones de mejorar nuestra salud mental y emocional, en definitiva, de aumentar nuestra calidad de vida.

Redacción
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