Divorcio en la vejez: 8 claves para superarlo

Aunque asociamos los matrimonios de mayor edad con estabilidad y durabilidad, lo cierto es que cada vez son más las parejas que se divorcian a una edad avanzada.

Cada pareja es muy diferente, y los motivos por los que tiene lugar la separación pueden ser muy distintos. Sin embargo, la última etapa de la vida se caracteriza por una serie de condicionantes que pueden actuar como detonadores y desembocar en una separación matrimonial.

A partir de la década de los 60 años, aproximadamente, tienen lugar toda una serie de cambios importantes en la vida de las personas. Uno de ellos es la entrada en la jubilación. Con ella, abandonamos una serie de rutinas y hábitos, y perdemos uno de nuestros principales roles vitales. Esto supone toda una serie de cambios en la vida diaria de la persona, pasando a encontrarse con mayor cantidad de tiempo libre.

Una de las implicaciones de la jubilación es el hecho de pasar mucho más tiempo en casa y, en consecuencia, con la pareja. Este incremento de la convivencia puede acentuar lo que falla desde hace tiempo en una pareja. Si se trata de una relación estable, con vínculos sólidos, esta situación podrá superarse. Sin embargo, el aumento de la convivencia puede suponer el detonante para la separación en aquellas parejas menos estables.

Una ruptura siempre es traumática, a cualquier edad. El tiempo que tardemos en superarla dependerá de muchos factores, entre ellos:

  • El grado de implicación emocional con la pareja: generalmente, tras muchos años de matrimonio, la pareja ha establecido fuertes vínculos emocionales, que dificultan el proceso de separación aún más que a otras edades, donde las relaciones tienen menor recorrido temporal.
  • El apoyo social: es muy importante el grado de apoyo que recibamos de aquellas personas que consideramos de nuestra confianza. Generalmente, en matrimonios de tan larga duración hay hijos e incluso nietos en común. Una recomendación importante es que los hijos no se interpongan en el proceso de separación, ni se sitúen en una de las «partes» del conflicto; si lo hacen, generarán mayor dolor y sufrimiento.
  • La personalidad: la forma de afrontar los problemas que tenemos cada uno también va a influir de forma decisiva en cómo superemos la separación y cuánto tiempo necesitemos para conseguirlo.
  • La madurez emocional: aunque a los 60 años la experiencia vital es grande, no todo el mundo ha alcanzado el mismo grado de madurez a nivel emocional para encajar de la misma forma las adversidades y adaptarse a ellas.

¿Cómo gestionar esta situación?

Toda separación supone una pérdida, y las pérdidas generan dolor.

Tras una pérdida vivimos un proceso de duelo, que implica aceptar y adaptarse a la nueva situación sin esa persona. Probablemente sea un proceso difícil, pues se trata de relaciones de muchos años de duración, donde esa persona ha formado parte de casi toda nuestra vida, probablemente con hijos y nietos en común.

La forma en que vamos a superar este duelo y el tiempo que necesitemos, probablemente dependa de toda una serie de factores, entre ellos: cuál de las partes finaliza la relación, el motivo de separación, la forma en que ha acabado la relación, las circunstancias vitales, el tipo de relación, el apoyo social…

Todo proceso de duelo tiene una serie de fases que lo caracterizan (aunque no pasamos todos por ellas necesariamente ni en el mismo orden), y la primera de ellas es la negación; la primera reacción y más visceral es negarse a aceptar la situación, probablemente haciéndonos preguntas del tipo: «¿pero qué he hecho yo?», «¡esto no me puede pasar a mí!»… Aparecen sentimientos de pena, dolor, incredulidad y confusión.

Seguidamente pasamos por una fase de ira, donde expresamos toda nuestra rabia, nuestro enfado y nuestro disgusto con la nueva situación. Comenzamos a darnos cuenta de lo que está ocurriendo, sintiendo tal nivel de angustia que nos desborda. Es común que aparezcan sentimientos de culpa por no haber hecho las cosas de otra forma, por no haber dicho lo que queríamos decir, por no habernos portado de otra forma, etc.

A continuación, experimentaremos una fase donde la tristeza se hace mucho más intensa. Aparece el llanto, acompañado de sentimientos de pena, culpa, soledad, autocrítica, añoranza,…

Finalmente, aparece la última fase: la aceptación. Los sentimientos de desesperanza y culpa se van disipando, junto a la necesidad de retomar la rutina diaria, de abrirse a las relaciones sociales,…La pérdida se asume como real, de tal forma que continuamos con nuestra vida aunque la tengamos presente. Pensar en ella ya no duele.

Para superar el proceso de duelo y alcanzar la aceptación, estas son algunas de las claves.

1. No es una cuestión de edad. Lo más importante es tener claro que la separación de una pareja puede tener lugar a cualquier edad y por muy diversos motivos. Al igual que puede ocurrir a cualquier edad también se puede superar a cualquier edad.

2. Date tiempo. El proceso de duelo requiere un tiempo, durante el cual podamos adaptarnos a la nueva situación, a una vida sin esa persona. Permítete experimentar el dolor, expresar los sentimientos y emociones asociados al duelo (rabia, ira, tristeza, angustia, ansiedad,…).

3. Evita las rumiaciones. Trata de adaptarte y aceptar la nueva situación, sin darle vueltas a lo que puedo haber sido y no fue, lo que queríamos que hubiese sido y no ha sido,… Este tipo de pensamientos solamente generan ansiedad y más sufrimiento.

4. Refúgiate en los que más quieres. El apoyo social es una de las claves más importantes de cara a superar una separación. Seguramente tengas hijos o nietos, incluso amigos o amigas de toda la vida, que te conocen, te pueden escuchar y ayudar en todo aquello que necesites.

5. No dejes que bloquee tu vida. No permitas que el cambio bloquee tu vida, continúa con ella, con tus rutinas, tus aficiones, tus amistades, tus obligaciones,…

6. Mantente activo/a. Con la llegada de la separación, seguramente te encuentres con mucho tiempo libre, todo aquel que probablemente compartías con tu esposo/a. Ahora ha llegado el momento del cambio que, aunque progresivo, debes iniciar. Plantéate nuevos hobbies, nuevos deportes,… actividades que siempre quisiste hacer y no pudiste, o que simplemente te motivan y satisfacen.

7. Reconoce que ha terminado. Trata de reconocer que la situación ha cambiado, que la relación ha terminado. Probablemente sea un proceso difícil, pues son muchos años de convivencia que han generado toda una serie de hábitos ligados a esa persona. Es importante que trates de mantener la distancia con ella; llamarle, buscarle, solamente generará más sufrimiento a ambas partes.

8. La soledad no es mala. La soledad no es mala en sí misma. No es lo mismo sentirse solo que estar solo. Trata de disfrutar de ti mismo/a y piensa que buscar un «repuesto» no es la solución.

Estas son algunas de las claves que nos pueden ayudar a superar un proceso de duelo por separación de pareja, cuando nuestra edad pasa ya de los 60 años. Aunque se trata de un proceso difícil, condicionado por muchos factores (muchos años de vida compartidos, hijos, amistades y bienes en común…), la superación es posible. Nuestro cerebro es plástico y nuestra capacidad de adaptación es asombrosa, así que a cualquier edad cualquier cambio es posible. Simplemente necesitarás tiempo y una actitud proactiva.

Lucía Pardo
Psicóloga y psicogerontóloga por la Universidad de Santiago de Compostela.