Asertividad: Definición, Herramientas y Test

Definición de Asertividad

La asertividad es la capacidad de comunicar nuestras posturas, derechos, opiniones, creencias o sentimientos sin dejarse manipular por los demás.

Los comportamientos asertivos muestran una defensa de las propias necesidades frente a las exigencias de los demás sin llegar a comportarse de forma violenta.

Durante la interacción social, una persona asertiva es capaz de hacerse escuchar y defender sus ideas sin generar culpa ni ansiedad en nadie.

Se trata de un  punto medio entre una actuación inhibida o pasiva propia de personas tímidas o inseguras y entre los comportamientos violentos de personas egoístas o agresivas.

Las dos ocasiones fundamentales en las que se pueden generar respuestas asertivas son:

  1. Situaciones de discusión o enfrentamiento, en las que se tiene que rechazar opiniones o comportamientos inadecuadados y conseguir objetivos. Esto se denomina asertividad de oposición.
  2. A la hora de hacer comentarios positivos o elogios a otros sin hacerles sentir incómodos. Esto se denomina asertividad de aceptación.

¿Te gustaría poder defender tus decisiones y derechos sin asaltar los de los demás?

Si tu respuesta es sí, es que quieres aprender a actuar asertivamente.

La asertividad es una habilidad social que está muy de moda. Consiste en aprender a defender tus decisiones ante otros sin hacer de menos las suyas. Sin considerar ese momento como una guerra y, aceptando que habrá personas a las que no les gustará tu modo de actuar.

¿Por qué habrá gente a la que no le gustará mi actuación si es la correcta?

Esta pregunta se la hacen muchísimas personas en terapia. Lo que más cuesta de actuar asertivamente es que habrá muchas personas que no estén de acuerdo tu forma de proceder.

Para daros la razón de este fenómeno voy a utilizar un ejemplo. Será muchísimo más fácil de entender de esta manera:

Laura es una chica que siempre ha dicho que sí a todo lo que le pedían. Si estaba estudiando y su madre le pedía que fuera a comprar, ella lo hacía sin rechistar.

Cuando estaba en su día libre y su hermano le pedía que le llevara de compras ella siempre decía que sí.

Si su mejor amiga le pedía 50 euros, a pesar de haberle costado muchísimo ahorrarlo, Laura se los prestaba.

El dejar de lado sus deseos por satisfacer los de otros fue haciendo mella en Laura. Decidió ir a un gabinete psicológico porque se sentía constantemente enfadada.

No le apetecía estar con las personas que hasta ahora pertenecían a su círculo cercano. Incluso empezaba a tener momentos de ira injustificados.

La psicóloga le dijo que parte de sus problemas consistía en que estaba dejando de lado sus deseos y necesidades por contentar a los demás. Su principal objetivo sería aprender a actuar asertivamente.

Aprendió técnicas asertivas y empezó a practicarlas pero…, ¿por qué todo el mundo se enfadaba con ella?

Laura hasta ahora había cedido a todo lo que la pedían, y que de repente dijera que no sin alterarse y sin ceder a los chantajes y aprendiendo a ser “egoísta” no era algo a lo que sus personas cercanas estuvieran acostumbradas.

chicas haciendo un pulso

Implicaciones Psicológicas de la Asertividad

La asertividad es una habilidad que implica saber defender nuestros derechos de forma clara delante de otras personas. Teniendo en cuenta al mismo tiempo los efectos que esto provoca en ellos y procurando no herirles.

Los problemas relacionados con esta habilidad son una causa frecuente de consulta en las clínicas de psicología. Tanto por las personas que manifiestan conductas pasivas y tienden a no defender sus derechos, como por aquellas que lo hacen pero se expresan de forma agresiva y tóxica.

La conducta asertiva está representada por un conjunto amplio de comportamientos que se aplican a gran variedad de situaciones sociales. Algunas de ellas tienen que ver con la capacidad para decir “no” a peticiones que nos hacen los demás y consideramos inapropiadas o simplemente que no queremos o no podemos hacer.

Otras implican ser capaces de expresar a los demás algo que nos molesta de su comportamiento y pedirles que lo modifiquen. Las personas asertivas también saben expresar sus emociones de forma adecuada, tanto las positivas como las negativas. Además son empáticas y tienen en cuenta cómo se sienten los demás.

¿Qué rasgos definen a una persona asertiva?

La persona asertiva normalmente se caracteriza por los siguientes rasgos:

  • Se comporta con libertad a la hora de expresarse y manifestar lo que piensa.
  • Tiene capacidad para comunicarse de forma sincera, clara y abierta.
  • Respeta a los demás sin dejar de respetarse a sí misma.
  • Tiene actitud de continuo aprendizaje.
  • No permite que otros le manipulen.
  • Aprovecha cada momento y sabe disfrutarlo con naturalidad y sin temor.
  • Expone sus quejas ante lo que no cree justo o conveniente.
  • Se atreve a exponer sus ideas o dudas ante los demás.
  • Mantiene actitud para conseguir sus objetivos.
  • Comprende y acepta sus limitaciones.
  • Sus sentimientos son más estables y controlados.

Todos podemos tener en mayor o menor proporción rasgos de este tipo. La clave para ser más asertivos es tratar de desarrollarlos en todos los aspectos de nuestra vida.

Causas de no ser asertivo

A lo largo de nuestra vida nos influyen varios factores que pueden impedir que se desarrolle esta manera de ser.

  1. Los padres o tutores no han reforzado actitudes asertivas, o por el contrario las han reprimido mediante castigos, amenazas o normas.
  2. El propio sujeto no ha sabido reconocer aprobación y valoración de sus comportamientos asertivos como gestos amables o sonrisas. Por tanto no ha podido seguir desarrollándolos.
  3. Ha recibido más refuerzo de otras actitudes. El sumiso, valoración de bueno y educado; el agresivo, de valiente frente a sus compañeros.
  4. No ha desarrollado habilidades sociales que le permitan identificar los comportamientos más propicios.
  5. No es capaz de reconocer sus derechos porque a lo largo de su vida le han inculcado valores que le impiden apreciarles. Por ejemplo, la competitividad frente a la cooperación.
  6. Miedo a la soledad y al rechazo.

mujer gritando a hombre por altavoz

Cómo desarrollar la Asertividad

En primer lugar debemos tener claro qué es ser asertivo y proyectar metas. Después es necesario ponerlo en práctica. Puedes llevar un entrenamiento previo siguiendo estos pasos:

  1. Empieza a respetarte y alcanza un equilibrio emocional interno.
  2. Aprende a distinguir conductas asertivas de otras que no lo son, como las agresivas o las pasivas.
  3. Identifica conductas que han de cambiarse.
  4. Descubre las situaciones que nos producen ansiedad o dificultad para expresarnos asertivamente.
  5. Elabora un plan de acción por escrito identificando las conductas agresivas y/o pasivas y reescríbelas en modo asertivo.
  6. Decide la conveniencia o no de usar técnicas asertivas según las situaciones a las que te enfrentes. Aunque siempre es la mejor opción, existen ocasiones puntuales en las que puede que no tenga eficacia.
  7. Ensaya situaciones en las que puedes responder asertivamente.
  8. Combina las palabras con la expresión gestual y corporal. A veces nuestro lenguaje corporal expresa más que el lenguaje oral.
  9. Automatiza las conductas y aplícalas a la vida real.

Ser asertivo es algo que empieza desde el interior de nosotros mismos. Aunque en el pasado nos hayan educado o tratado de forma poco asertiva y no nos hayan permitido desarrollarnos de la mejor manera, tenemos la capacidad de poder replantearnos y mejorar.

Muchas personas no son conscientes de la importancia que tiene ser asertivo. Si empiezas a cambiar un poco tus hábitos veras cambios positivos en tu entorno y en ti mismo, tu autoestima mejorará y pronto irás consiguiendo todo lo que quieres.

A veces, más que expresar algo, la cuestión es de qué forma lo expresas, puedes dar una visión muy distinta a tu interlocutor si te expresas con asertividad.

Así que atrévete a ser más asertivo, obtendrás mejores resultados, te sentirás mejor y serás algo más feliz.

Recuerda: se actúa asertivamente, no se es asertivo. Dicho esto, comencemos la lista de herramientas para desarrollar esta habilidad.

boca tapada

Herramientas para desarrollar la Asertividad

Disco rayado

Consiste en repetir tranquilamente las palabras que expresan nuestros deseos tantas veces como la otra persona repita su petición.

Tenemos que elegir un mensaje y mantenerlo hasta que la otra persona deje de insistirnos y, aunque desespera bastante, tanto para la persona que está dando el mensaje como para la que lo recibe. Es una de las mejores técnicas, ya que no existe lugar para la equivocación en el mensaje que queremos transmitir.

Además es la técnica más efectiva para las personas que antes actuaban agrediendo o aceptando y ahora están aprendiendo esta estrategia comunicativa.

Banco de niebla

Es bastante parecida a disco rayado, ya que mantienes un mensaje pero incluyendo la posibilidad, ante la persona que no está haciendo una petición o criticando, de que haya parte de verdad en lo que dicen.

Esto no significa darle la razón o perder la nuestra, sino aceptar que hay dos puntos de vista y que ninguno es mejor que otro. De esta forma la otra persona no se sentirá atacada y nosotros seguiremos manteniendo nuestra postura.

Autorrevelación

Esta técnica consiste en dar a conocer aspectos positivos y negativos de nuestra personalidad, nuestro comportamiento y nuestro estilo de vida.

Su objetivo es favorecer la comunicación con los otros, descubriendo características nuestras que puedan facilitar el conocimiento de nuestra forma de ser y actuar a los otros, por lo que habrá menos posibilidades de que nos intente manipular, ya que tanto nosotros como los otros somos conscientes de hasta dónde llegan los límites.

A continuación os muestro un ejemplo de conversación en la que podéis observar las técnicas asertivas que hemos visto anteriormente.

(Lucía le pide el coche a su madre y esta última va a ser quién practique la utilización de las técnicas, ya que antes cedía ante todas las peticiones de su hija)

L: Mamá, ¿me prestas esta noche el coche? Voy a una fiesta en Avenida de América y luego no tengo como volverme.

M: Lo siento Lucía, no te lo voy a prestar (Disco Rayado)

L: Mamá, por favor, que no tengo como volverme…

M: Seguro que encuentras alguna forma de volverte, yo no voy a prestarte el coche (Disco Rayado)

L: Mamá… ¿De verdad no vas a prestarme el coche?

M: De verdad no voy  a prestármelo.

L: Joder mamá, como estás, tú antes no eras así y me dejabas el coche habitualmente…

M: Puede ser que tengas razón y antes no fuera así, pero no voy a prestarte el coche (Banco de Niebla y Disco Rayado)

L: Me molesta mucho que no me prestes el coche porque yo te quiero mucho y haría lo que me pidieras.

M: Muchas gracias, estoy segura de que harías todo por mí, pero no voy a prestarte el coche (Autorrevelación y Disco Rayado)

L: Antes siempre me prestabas el coche y ahora eres muy dura conmigo…

M: Sí, es verdad, antes era muy blanda y ahora no soy tanto. Puede que tengas razón (Autorrevelación y Banco de Niebla)

L: Bueno, no estamos para hablar de lo que eres o no eres, sino para que me dejes el coche… ¿Me lo dejas o no?

M: No, no te voy a dejar el coche (Disco Rayado)

L: Bueno, pues nada, me parece fatal que no me lo dejes, pero estoy harta de pedírtelo, ya que me buscaré la vida…

amigas conversando

Asertividad, Agresividad y Pasividad

En el día a día se nos dan circunstancias de conflicto que podemos lidiar de diferentes maneras. Ya sea de forma pasiva, agresiva o asertiva. Para salir airosos de los conflictos y conseguir buenos resultados sin que nadie salga demasiado perjudicado, la manera más adecuada es actuando con asertividad. 

Podemos entender este concepto de asertividad como un continuo de comportamiento, encontrando en un extremo la conducta pasiva y en el otro la agresiva.

La conducta asertiva estaría situada en el punto medio de ese continuo, siendo al mismo tiempo la más adaptativa desde el punto de vista de las relaciones interpersonales. Cualquiera de estos tres estilos de comunicación lleva asociados comportamientos observables, verbalizaciones y aspectos de la comunicación no verbal como gestos, movimientos y posturas corporales.

Las personas que se comunican de forma pasiva por lo general tienden a manifestarse inhibidos, evitando el enfrentamiento con los demás por miedo a no ser aceptados, no expresando sus opiniones ni defendiendo sus derechos.

Por otro lado, el estilo de comunicación agresivo implica defender nuestros derechos, pero haciéndolo de forma inapropiada al no tener en cuenta cómo pueden sentirse los demás. De esta forma, las personas que se comunican de forma agresiva tienden a imponer sus opiniones y sus derechos sobre los de los demás.

Finalmente las personas asertivas son aquellas que, como ya hemos dicho, defienden sus derechos teniendo en cuenta al mismo tiempo los de los demás.

Cada una de estas tendencias de comportamiento tiene distintas implicaciones a nivel psicológico e interpersonal.

Las personas que se comunican de forma asertiva se sienten por lo general satisfechas en sus relaciones interpersonales, y eficaces en cuanto a su comportamiento social.

Defender nuestros derechos asertivamente genera un autoconcepto y una autoestima positivos, al fomentar la confianza y la seguridad en la propia capacidad para relacionarnos de forma adecuada, y no permitir que los demás se aprovechen de nosotros.

Las relaciones interpersonales de las personas asertivas son por lo general más gratificantes y satisfactorias. En cambio, las personas que actúan de forma pasiva tratan de buscar continuamente la aprobación de los demás, sintiéndose poco eficaces a la hora de influir sobre ellos.

Muchas veces acaban haciendo cosas que no quieren hacer o buscando la aceptación por parte de los otros de forma inadecuada y renunciando a sus propios derechos. Esto da lugar a problemas de autoestima e inseguridad en el ámbito interpersonal.

Por último, el principal efecto del estilo agresivo de comunicación es el rechazo social, al tratar de hacer prevalecer sus opiniones y no permitir al resto expresarse o defender sus derechos. Finalmente también acaban por manifestar problemas de autoestima dado que sus relaciones no resultan satisfactorias.

¿Cómo es una persona asertiva, y agresiva, y pasiva?

Leyendo la siguiente historia verás mejor a que nos referimos y quizá te sientas identificado con el personaje.

Carmen va todos los días al trabajo en su coche, suele salir con tiempo de casa pero siempre entra tarde al trabajo ¿por qué? algún compañero descarado le roba su plaza de aparcamiento y ella se limita a poner mala cara, encogerse de hombros y marcharse a buscarlo entre las abarrotadas calles o pagar un parking público.

A la hora se comer, Carmen va a un restaurante cercano pero como siempre esta lleno, y hay gente que prefiere evitar largas colas, se suelen colar delante de ella y le resulta difícil encontrar mesa libre.

Cuando regresa el trabajo, su jefe le echa la bronca por sus continuos retrasos, y ella agacha la cabeza y se marcha sin decir nada.

Cuando llega a casa se siente resentida y enfadada con ella misma.

Pero Carmen ha llegado ya a su límite, ha explotado y ahora hace las cosas de otra manera. Ahora es ella quien se cuela en todas partes, grita a la gente con furia y no deja que nadie le quite el sitio, es más, si puede lo quita ella. Ahora toda la gente la evita y sigue llegando a casa enfurecida.

¿Esto le ha servido? ¿Qué medidas puede tomar nuestra protagonista?

 En el relato anterior hemos observado una primera parte de actuación pasiva y una segunda parte en la que se pasaba a la agresividad. Muchas personas, al igual que la protagonista, actúan de manera poco asertiva porque creen que no son capaces de expresar sus opiniones y sentimientos con total libertad e igualdad ante el resto.

¿Cómo se comporta alguien de forma asertiva, y pasiva y agresiva?

A continuación vamos a ver una misma situación en la que “A” y “B” actúan de diferente modo para observar ejemplos de los diferentes estilos de conducta.

Situación: Pedir ayuda con las tareas de la casa

  •  Situación A
  1. Tienes que ayudarme con las tareas de la casa que también vives aquí.
  2. Tengo otras cosas mejores que hacer. Déjame en paz.
  3. Siempre igual de inútil. Si no me ayudas te vas a enterar.
  4. Olvídame. No te aguanto.
  •  Situación B
  1. ¿Podrás ayudarme un poquito con las tareas de la casa?
  2. Ahora quiero ver tranquilamente el periódico.
  3. Bueno, vale.
  •  Situación C
  1. Quería que me ayudaras con las tareas de la casa, seguro que entre los dos acabamos más rápido.
  2. Ahora estoy ocupado leyendo el periódico.
  3. Me sentiría más satisfecho si compartimos las tareas entre los dos. Puedes seguir leyendo en otro momento.
  4. Lo siento pero ahora estoy leyendo un artículo muy interesante.
  5. De acuerdo. Entonces, ¿me puedes ayudar cuando acabes de leer el periódico?
  6. Vale, después te ayudo.

En la Situación A estamos ante un caso de comportamiento agresivo, caracterizado por la tendencia al ataque y la consecución de objetivos por la fuerza.

En la Situación B se trata de un comportamiento pasivo, las personas pasivas muestran vulnerabilidad e incapacidad para expresarse.

Finalmente, en la Situación C se muestra una conducta asertiva. Las personas son capaces de defender sus ideas y expresarse sin ofender al otro hasta llegar a un acuerdo.

mirada asertiva

Test para comprobar tu nivel de Asertividad

Responde A, B o C y suma tus respuestas. Comprueba al final con qué estilo de conducta te identificas más.

  • Me piden hacer algo que no me agrada…
  1. Acepto gustosamente.
  2. Me niego rotundamente.
  3. Expreso que no me agrada esperando que la otra persona lo entienda.
  •  A la hora de tomar una decisión conjunta de grupo…
  1. Me adjunto a la opinión de la mayoría.
  2. Normalmente se hace lo que yo digo.
  3. Intento convencer al resto para que tomen la decisión que me parece más justa.
  •  Ante una situación de injusticia…
  1. No me gusta lo que veo pero me mantengo al margen. No quiero salir mal parado.
  2. Me rebelo inmediatamente y discuto con quien haga falta. No me importa llegar a las manos si es necesario hacer justicia.
  3. Me hago oír con buenos argumentos y discuto sosegadamente siempre y cuando no se genere una situación violenta.
  • Un amigo me pide el coche prestado y yo…
  1. Se lo dejo aunque me da miedo que me lo pueda estropear.
  2. Mi coche es intocable. Le indico una parada de taxi y que se busque la vida.
  3. Explico como tiene que cuidarle y me aseguro de que lo vaya a utilizar servicialmente antes de prestárselo.
  • En un restaurante te dan una comida diferente a la que habías pedido, ¿qué haces?
  1. No pasa nada. Seguro que están muy ocupados, no quiero molestarles. Me lo como igual y si me quedo con hambre ya picaré algo en casa.
  2. ¿Qué se han creído? Ahora mismo me ponen lo que he pedido o sino hoja de reclamaciones. Y no creo que vuelva a este antro.
  3. Pido por favor que me traigan lo que he pedido.
  • En una reunión de trabajo están explicando un nuevo cargo a desarrollar pero no está quedando muy claro. Tu…
  1. Escucho en silencio sin interrumpir al jefe, le tengo mucho respeto. Ya preguntaré después a un compañero para que me lo explique mejor.
  2. Me levanto de la silla y le digo que no tengo ni idea de hacer eso. Desconecto y paso… si no me entero ya lo hará otro por mí.
  3. Pido la palabra y digo qué es lo que no entiendo para que lo explique de nuevo.
  • Un amigo llega de mal humor. Comienza a gritar y a quejarse con todo lo que ocurre en el grupo.
  • Yo no digo nada. Ya se calmará. No voy a echar más leña al fuego.
  • ¿Pero de qué vas? O cambias de actitud o acabamos a hostias.
  • No creo que sean las formas adecuadas de tratarnos. Nosotros no te hemos hecho nada, intenta desconectar un poco de los problemas y escúchanos, seguro que te encuentras mejor.
  •  Eres el jefe de una empresa y un empleado tiene que rellenar un formulario. Su jornada laboral ha acabado y él tiene prisa. ¿Qué haces?
  1. Me espero al día siguiente a ver si tengo un hueco y le pillo bien.
  2. ¡Eh, tú! No te vayas tan corriendo, la jornada laboral acaba cuando yo digo y aún no he dicho nada. Siéntate y rellena esto.
  3. Perdona un momento, sé que tu jornada ha acabado pero necesito que rellenes este formulario, por favor. Sólo será un momento.
  • Estás en la cola del supermercado. En un despiste se coloca delante de ti una señora asegurando que ella estaba primero…
  1. No tengo prisa. Me da igual que se ponga una persona delante. Seguro que tiene cosas mejores que hacer que yo.
  2. ¡Para, para! Que ahí estaba yo. Se pone detrás como todo el mundo, que no es usted más que nadie.
  3. Perdone, pero creo que no se ha dado cuenta y se ha puesto delante de mí. Si no la importa, dejeme mi sitio de nuevo.
  • Un amigo tuyo se ha metido en un conflicto. Tú lo ves desde lejos y…
  1. Me hago el despistado, no me gustan los líos.
  2. Me falta tiempo para llegar ¿a quién hay que pegar?
  3. Voy corriendo a ver qué pasa e intento hablar con todos para evitar que el conflicto vaya a más.

SOLUCIONES

  • Mayoria A

Tu estilo de conducta normalmente es pasivo. Raramente entras en conflictos pero sueles sentirte incómodo en muchas situaciones por miedo a expresarte. Sueles aceptar con facilidad los deseos de otros y adoptar actitudes sumisas e inhibidas. Debes de aprender a tomar conductas más asertivas.

No permitas que nadie te obligue a hacer lo que no quieres o abusen de ti. Atrévete a hacerte escuchar y expresa cómo te sientes. No hay que temer expresar nuestros sentimientos y pensamientos. Empieza por valorarte y respetarte a ti mismo.

  • Mayoria B

Tu estilo de conducta normalmente es agresivo. No dejas que nadie haga lo contrario de lo que quieres, sueles hacerte escuchar por la fuerza y no te importa tener los conflictos que hagan falta. Te dejas llevar por la ira y los sentimientos muy fácilmente.

Debes controlar más tus impulsos y tener en cuenta la opinión y sentimientos de los demás. Empieza a adoptar conductas asertivas. Seguramente consigas más de lo crees al tiempo que obtienes bienestar con tu entorno y contigo mismo.

  • Mayoría C

¡Enhorabuena! Gracias a que tu estilo de conducta generalmente es asertivo consigues fácilmente lo que quieres al mismo tiempo que te mantienes en armonía con el resto. Sueles salir airoso de los conflictos. Sabes expresar tus derechos y sentimientos siempre que es necesario. No permites que te manipulen ni haces sentir inferior a los demás. Sigue así, defendiendo tus ideas sin perjudicar a nadie y respetándote y queriéndote.

Asertividad y Relaciones Sociales

¿Te cuesta relacionarte con algunas personas?, ¿no sabes cómo expresar lo que sientes?, ¿te callas por no molestar?, ¿estallas cuando ya no aguantas más?.

Si te identificas con algunas de estas preguntas es porque no eres del todo asertivo. Como decía Aristóteles, el ser humano es un ser social por naturaleza. Por lo tanto, dominar el arte de las relaciones sociales nos reporta más que satisfacciones. Por un lado, nos hace conseguir nuestros objetivos de forma eficiente, lo que aumenta nuestra autoestima; y por otro, nos hace sentir integrados en el mundo.

La asertividad consiste en conocer nuestros derechos y defenderlos, respetando a los demás y expresando nuestros deseos de una manera amable, abierta y adecuada; logrando lo que deseamos sin molestar a los demás.

La mayoría de las personas se hayan en los dos extremos opuestos. Unas son pasivas, no expresan lo que sienten porque creen que van a ofender a la otra persona. Respetan a los demás pero no se respetan a sí mismas. Y otras son agresivas, defienden con exceso sus intereses sin tener en cuenta a los otros, provocándoles, esta actitud, muchos problemas.

Estas dos formas de comportarse trae una serie de consecuencias negativas; la persona no logra alcanzar sus objetivos y si lo hace es con mucho malestar. Además se sienten con baja autoestima y con la sensación de falta de control.

Habitualmente la persona oscila entre estos dos estados (pasivo-agresivo). Aguanta por no tener problemas ya que no sabe expresarlos de forma satisfactoria. Cuando no puede soportarlo más, explota y se muestra agresiva.

Ser asertivo es el secreto del éxito de las relaciones sociales y, conseguirlo, es más fácil de lo que imaginamos. Sin embargo, hay un primer paso que hay que dar y es, perder el miedo al rechazo. Si nos enfrentamos a este miedo, el camino, para llegar a dominar este arte, será muy transitable.

Puedes empezar a practicar desde ya con las siguientes recomendaciones:

  • Inicia las conversaciones expresando tus deseos: “me gusta…”, “me siento..”
  • Si algún comentario de alguien no te agrada, házselo saber pero sin atacar a la otra persona. Por ejemplo, “Sé que no lo has hecho con mala intención, pero no me ha gustado lo que me has dicho”, al terminar sonríe.
  • Cuando estés en situaciones sociales, estate pendiente de ti misma, obsérvate´, mira tu cuerpo, tus manos y atiende tu respiración. Esto te ayudará a estar más tranquila.
  • Rodéate de personas positivas e intenta evitar aquellas que te hacen sentir mal.

En definitiva, tenemos en nuestro manos el poder de las relaciones sociales. Solo hace falta aprender cómo hacerlo y practicar a diario.

relaciones sociales y asertividad

Testimonio sobre la Asertividad

Con permiso de una paciente os cuento esta pequeña historia, que ella misma escribió dentro de sus tareas terapéuticas, en uno de sus registros. Ya habíamos hablado largo y tendido sobre la asertividad y fue entonces cuando le pedí un ejercicio real y su posterior reflexión escrita, y esto es lo que sucedió y me relató, espero que lo disfrutéis tanto cómo yo:

“Hace un tiempo caminando por la calle me tropecé con una antigua amiga del colegio. Este fue un nuevo inicio para retomar nuestra vieja amistad…aunque hacía muchos años que nos conocíamos, en realidad éramos dos desconocidas unidas por los recuerdos. Retomamos un camino juntas con ilusión y mucha esperanza.

Pero pronto hicieron su aparición los “peros”, basados en las distintas formas que teníamos de vivenciar lo que era una amistad, mi amiga Lucía, por ejemplo, me llamaba más de lo que a mi me gustaba, cuando hablábamos era habitual la frase de “Dichosos los oídos que te escuchan”, ella llamaba, y llamaba y yo empecé a rehuir sus llamadas…..a mentir… poner excusas… Empezó poco a poco a ser una molestia que me hacía sentir mal, incómoda…

A la vez cuando estaba con ella y se pasaba el primer momento de recriminaciones “Dichosos los ojos que te ven, estás desaparecida…”, me sentía bien, los encuentros con ella eran agradables, sus palabras, su mirada, su contacto… me sentía querida, abrazada., mi corazón hablaba con su corazón.

Ahora tengo que decir, mirando hacia atrás y analizando lo sucedido, que tuvo paciencia y mucha tenacidad. Creo que sólo gracias a ella seguimos con una gran, gran amistad…. cada vez más intensa y cercana… y fue entonces que gracias a esa perseverancia, tomé una decisión…

Quería contarla cómo me sentía, qué pensaba cuando me llamaba una y otra vez, quería expresarla el rechazo que me producían esas frases de “Dichosos los ojos que te ven”, “Vaya, por fin hablo contigo”, le comenté mi necesidad de espacio, de distancia, le pedí que esperara mis llamadas y que me recibiera cuando las hiciera sin ningún tipo de reproche… y lo hice suavemente, con tiempo, eligiendo cuidadosamente mis palabras, a solas, estando muy atenta a sus reacciones, la hablé desde mi corazón para llegar a su corazón…

Yo temía que se enfadara, se sintiera ofendida y dañada, y pensara cosas como: “Vaya, y encima que he sido yo la que se ha preocupado de llamar, de estar ahí, bueno, pues si tanto le molesta, que le den morcilla, tal día hizo un año….” . Pero no fue así, su reacción fue de lo mas increíble, prestó atención a mis palabras, escuchó mi sentir y esperó mis llamadas, mantuvo las distancias, empezó a respetar mi espacio y lo más curioso es que yo entonces, poco a poco me fui acercando más y más… ahora creo que hemos llegado a un punto medio. En este momento sé que lo que hemos hecho ambas es ser asertivas….

Cuando yo me expresé y le conté cómo me sentía, cuando le dije lo que pensaba y quería, y lo hice cuidándola, fui asertiva… y ella cuando escuchó y respetó también fue asertiva, porque para que se cumplan los requisitos de la asertividad se tienen que dar las dos partes:

1.- El que expresa y…

2.-El que recibe…

La asertividad, es decir al otro lo que pensamos y sentimos, pero desde el cuidado a sus emociones, desde un “ganar/ganar”, te digo lo que quiero y necesito de ti, cuidándote, para ello es bueno utilizar los denominados Mensajes Yo:

1.- Empezamos describiendo la situación: lo que nos molesta, lo que queremos cambiar, describiéndolo con hechos, no opiniones. Las opiniones son discutibles, los hechos no.

2.- Después, describo mis emociones: lo que siento cuando sucede aquello que deseo que cambie.

3.- Solicito una petición de cambio de conducta por parte del otro, no es una exigencia, advertencia o amenaza solapada…es una petición sincera.

4.- Doy las gracias por haber sido escuchada. Comunico la aceptación de cualquier opinión y sentir, por lo dicho y paso a escuchar atentamente sin juzgar.

5.- Acepto la decisión del otro sea cual sea

6.- En todo el encuentro cuido la coherencia entre lenguaje, cuerpo y emoción.

7.- Si es posible establecemos compromisos de cambio mutuos.

Y ese, es el proceso tan simple y tan cuidadoso de la asertividad.

Pero realmente sigo pensando que lo que pasó es que sencillamente hablamos de corazón a corazón.

Para concluir, os recomiendo un libro que me encanta para quienes quieran profundizar en este tema. Se titula “La asertividad, expresión de una sana autoestima”, su autora es Olga Castanyer. También existe una escala de habilidades sociales (EHS) de Tea Ediciones donde se valora la asertividad del sujeto. Es un material muy interesante para profesionales.

Blanca de Lamo
Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de Pareja