¿Eres multipotencial?

Recientemente he descubierto una página web creada por una chica norteamericana que ha redefinido el concepto de «ser un culo de mal asiento». La chica en cuestión se llama Emilie Wapnick y utiliza la palabra «multipotencial» (multipotentialite en inglés) para describir a un tipo de personas con multitud de intereses.

Otro ejemplo de persona multipotencial es Pau Ninja quien divide a los multipotenciales en secuenciales (exprimen un interés y saltan a otro) o simultáneos (desarrollan varios intereses a la vez).

Vaya, yo que siempre había pensado que era un culo de mal asiento y ahora descubro que soy multipotencial. En inglés siempre hay maneras más elegantes de decir lo mismo. Bromas aparte el concepto me ha resultado curioso ya que intenta ponerle una etiqueta a personas que huyen de las mismas.

¿Qué es ser multipotencial?

En el ámbito de la biología, una célula multipotencial es aquella a partir de la cuál pueden nacer multitud de células con distintas funciones. También se conocen popularmente como células madre. Del mismo modo las personas multipotenciales tienen multitud de intereses variados e interdisciplinares. Vamos, que no tienen nada que ver los unos con los otros. Estas personas podrían llegar a dedicarse a cualquier cosa porque aún no han tomado una decisión al respecto. Esto se explica mejor con la siguiente frase extraída directamente la página:

«Te preguntas porqué sigues empeñado en pintar si aún no has conseguido vender ningún cuadro. Te preguntas porqué tu vocación por la psicología ha desaparecido y de repente te ves a ti mismo escribiendo tu primera novela cuando en realidad estudiaste la carrera de arquitectura. La respuesta es sencilla: eres multipotencial».

¿Te suena algo de todo esto? A mí sí. En su día estudié Publicidad y Relaciones Públicas. Acabé trabajando en Márketing Online y diseño gráfico en un Grupo Inmobiliario. Además estudio Psicología y … no sé qué vendrá después.

En palabras de Emilie Wapnick …«de repente todo adquiere sentido. No hay nada raro en ti. Tampoco se trata de que tengas miedo de tu propio éxito. La razón por la que no puedes encontrar tu verdadera vocación es que en realidad tienes muchas vocaciones. Todas tus obsesiones esporádicas y tus raros proyectos interdisciplinares encajan ahora.»

La necesidad de etiquetas

Creo que cuando somos niños todos somos multipotenciales. Sin embargo poco a poco los adultos van imprimiendo en nosotros la necesidad de elegir una etiqueta. Frases como ¿qué vas a ser de mayor? y luego más tarde ¿a qué quieres dedicarte? nos enseñan que lo normal es acabar encontrando nuestra etiqueta.

Está claro que en algún momento de nuestras vidas tenemos que tomar una decisión y enfocar nuestro camino hacia un determinado lugar si queremos encontrar nuestro sitio en la sociedad. Aún así me pregunto si es posible encontrar ese sitio sin la necesidad de utilizar una etiqueta. Parece difícil que así sea. Si estudiaste contabilidad eres contable. Si estudiaste medicina eres médico. Yo estudié publicidad y me gusta decir que trabajo en publicidad, no que soy publicista. También es cierto que las etiquetas son una forma ahorro comunicativo. No es cuestión de contarle tu vida a cada persona con la que te cruces.

Dejando de lado cuestiones semántico-gramaticales, hemos aprendido la necesidad de definirnos a nosotros mismos con una etiqueta. Esta etiqueta nos hace sentirnos más seguros, como un ancla firmemente agarrada al fondo del mar que impide que nuestro barco se mueva ante el continuo oleaje de la vida.

Esta etiqueta también les otorga seguridad a las personas que tenemos alrededor. Parece que las personas de nuestro círculo cercano también sienten la necesidad de catalogarnos de alguna forma. Necesitan saber qué es lo que hacemos. A qué nos dedicamos. De igual forma que nosotros también necesitamos saber qué hacen ellos. Si no tenemos esta información es como si existiera una laguna en la imagen mental que nos hemos formado sobre esas personas.

¿Entonces las etiquetas son buenas o no?

Es obvio que las etiquetas cumplen una función útil e instrumental desde el punto de vista comunicativo. Pero dejando de lado esta función debemos huir de la necesidad imperiosa de encontrar nuestra etiqueta para descubrir por fin el sentido de nuestras vidas.

¿Qué pasa si aún no has encontrado tu etiqueta? ¿Tu vida no tiene sentido? No encontrar la respuesta a tales preguntas nos puede llegar a generar ansiedad. Las etiquetas son importantes, pero no imprescindibles.

Los 3 retos de las personas multipotenciales

La autora dice que visualicemos la multipotencialidad como un dón que nos ha sido otorgado. Este dón trae consigo 3 retos que cada persona tiene que resolver de manera individual:

1. Carrera: El grupo variado de intereses debe llegar a constituirse de tal forma que te permita ganarte la vida.

2. Productividad: Debes encontrar el punto medio de productividad con el que puedas seguir manteniendo todos tus intereses sin perder el foco de atención.

3. Confianza: Debes sentir la suficiente confianza para seguir desarrollando aquello que estés haciendo. También debes tener la confianza necesaria para lidiar con aquellas personas que no acaben de entenderlo.

Personalmente el concepto «multipotencial» me ha generado algo de tranquilidad al comprobar que hay más personas como yo ahí fuera. Sin embargo no es oro todo lo que reluce. El dinero no cae del cielo y tarde o temprano tenemos que tomar una decisión y elegir cuál va a ser nuestro camino. Creo que es más fácil encontrar este camino si aceptamos que somos personas normales y corrientes con grandes dosis de inquietud e intereses variados. En definitiva, somos multipotenciales.

¿Y tú?  ¿Eres multipotencial?

Isidro Migallón
Especialista en Marketing Online y psicólogo. Si tú también eres psicólog@ y haces click en mi nombre, descubrirás un regalo que te he preparado.