Los problemas de ser una persona demasiado tolerante

Quizá seas de ese tipo de personas que piensa que uno debe ser muy tolerante ante las circunstancias y ante las personas que las generan, y relacionas paciencia y respeto con el acto de la tolerancia.

Es posible que pienses que ser tolerante te puede ahorrar muchas tensiones y enfrentamientos innecesarios. Bien, pues permíteme decirte que estás equivocado. La tolerancia es una cualidad que no deberíamos llevar por bandera, y te voy a explicar por qué.

Para empezar, aquí muestro la definición de tolerar según la R.A.E., con todas sus acepciones:

(Del lat. tolerāre).

1. Sufrir, llevar con paciencia.

2. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.

3. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.

4. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias

Tres de cuatro acepciones utilizan términos negativos como sufrir, permitir y resistir o soportar. Ante este hecho, llegamos a la conclusión de que tolerar no es un acto de bondad hacia nosotros mismos. Al contrario, nos hacemos un flaco favor al consentir esto. Por otra parte, analizando el acto en cuestión, al tolerar un comentario o una acción que nos afecta de algún modo, se produce una lucha interior entre los hechos externos y nuestros juicios internos cuyo resultado final es tensión y en algunos casos enfado.

Es evidente que la tolerancia cero hacia todos los aspectos de nuestra vida tampoco es la alternativa. Pero es muy recomendable no tolerar en exceso.

Para tolerar y recibir una respuesta sana, debemos tener en cuenta lo siguiente:

  • Un comentario o una acción en contra de las circunstancias no tiene por qué desencadenar conflicto. No debemos temer a revocar aquello que no nos hace sentir bien. Para ello se debe hacer un buen uso de la asertividad, aquella cualidad que, mediante el uso de un lenguaje maduro, nos mantiene en nuestra posición de igualdad y permite hacer uso de nuestros derechos y convicciones.
  • Siempre habrá hechos o circunstancias que escapen a nuestra influencia. Es ahí donde debemos elegir y establecer el límite que vamos a tolerar. Elijo tolerar, pero yo pongo los límites, y siempre desde la aceptación y no la resignación.
  • Para cada persona los límites a establecer serán distintos. Pero es vital que cada persona considere si aquello que está tolerando le limita o no. Es aquí donde cada uno debe actuar.

Así que es conveniente que hagamos una evaluación de qué cosas estamos tolerando en nuestra relación con el mundo que nos rodea. Es probable que haciendo este ejercicio descubramos que toleramos muchas cosas que podríamos dejar de tolerar hoy mismo, o al menos suavizar sus consecuencias.

Juan Castillo
Coach personal