5 poderosas claves para alcanzar la excelencia

¿A qué se debe la abundancia de la mediocridad como forma de vivir y contemplar el mundo? ¿Qué parámetros podemos establecer para catapultar nuestras vidas al más alto desempeño? La excelencia responde a la necesidad profunda del ser humano de conseguir desarrollar sus aptitudes y talentos de la manera más eficaz posible.

Paradójicamente, la excelencia se convierte para muchos de nosotros en un muro infranqueable. La razón subyacente es que nuestra mente tilda la excelencia y la maestría como algo casi heroico e inhumano. Nos autoconvencemos de la imposibilidad de manifestar nuestra pasión al más alto nivel de desarrollo.

Nuestra mente elucubra frases como: «Debemos realizar un sacrificio extremo para alcanzar el objetivo»; «Me perderé muchos placeres en el camino» o «Sólo aquellos que han sido dotados con una gran fortaleza tienen la capacidad de conseguirlo». Tiramos balones fuera e inventamos excusas para no acometer con responsabilidad las acciones pertinentes que nos ayuden a progresar en nuestro campo.

Esta actitud propicia el enorme desnivel que existe entre la gente preparada y experta en su campo, y la vasta capa social cuya única motivación es tener un salario para subsistir en el día a día. La diferencia no estriba en las capacidades, talentos y aptitudes innatas, sino que se debe al esfuerzo, mentalidad y persistencia implicados en el proceso de aprender, evolucionar y progresar como persona.

Las personas que consiguen éxito y excelencia en su desempeño son aquellos que se entregan de manera absoluta a su causa y su pasión personales, realizando las tareas y los aprendizajes diarios con determinación y convicción empleando toda su creatividad, recursos e inteligencia para lograr destacar de manera consistente en su área de desempeño.

La excelencia es la responsable de liberar las capacidades humanas y elevarlas a un nuevo nivel de maestría. Es la que permite que este mundo progrese y se vuelva más consciente. Es la que posibilita que elevemos el listón y nuestro techo de lo que catalogamos como «imposible».

Las personas que practican de manera consistente la excelencia son aquellos seres humanos inconformistas e irrazonables que buscan una oportunidad de desafiar las convenciones y los límites de progreso y mejora establecidos por la sociedad. La excelencia es el causante directo de las cosas bien hechas y los comportamientos íntegros e intachables. ¿No es razón suficiente para empezar aplicarla con convicción desde HOY?

Existen varias claves poderosas capaces de producir acciones que pregonen la excelencia como un valor insustituible. Os quiero proponer cinco grandes visiones que faciliten este nuevo modelo:

1. Ten claro tu rol-pasión

Resulta imprescindible saber cuál es nuestro rol y pasión en nuestra existencia para así poder optar a la excelencia. Todas aquellas personas que han alcanzado la maestría saben lo que quieren manifestar, como van a hacerlo, y cuál es su fuego interior que permita seguir al pie del cañón cuando las fuerzas flaqueen. La excelencia sólo es posible en la mente que capta con absoluta claridad, cuál es su propósito y sentido particulares.

2. Aplicar el fundamento de la mejora continua e ininterrumpida: El Kaizen

Esta filosofía japonesa hace hincapié en la tremenda importancia que tiene la mejora y el aprendizaje constantes durante el día a día. La maestría viene precedida de un esfuerzo diario y persistente por mejorar aquellas áreas que ocuparán nuestro futuro desempeño. En la cultura de empresa esta filosofía se hace patente con la aplicación de la metodología MCCT (Mejora Continua hasta la Calidad Total). Necesitamos desarrollar nuevos conocimientos y aprendizajes diarios para tomar mejores decisiones que nos lleven a obtener resultados excelentes.

3. Rodéate de gente creativa, positiva e inteligente

Rodearse de gente positiva, creativa y alentadora propicia un interés y una motivación por progresar voraces. Se produce una estupenda sintonía en el que cada idea tiene un hueco y una consideración de aplicación. Tus más altas energías se liberan, ya que el ambiente de creatividad y receptividad permite sacar nuestro mejor yo a la palestra. La excelencia se consigue en aquellos grupos de personas rebosantes de energía, positividad, ganas y altas dosis de compromiso.

4. Sal de tu zona de confort y aplica tu visión con convicción

La excelencia cobra fuerza en aquellas personas irrazonables que aplican su visión impecablemente. Son personas que asumen riesgos y que no se dejan amedrentar por las circunstancias imperantes. Tienen un enfoque claro del resultado que desean obtener y lo persiguen con tesón cada momento de cada día. No se afincan en una comodidad sedentaria que mine su capacidad de emprender. Son visionarios y saben que tarde o temprano lo van a conseguir. Son personas excelentes.

5. Ten un ardiente deseo de crecimiento y contribución

Todas aquellas personas que han alcanzado la excelencia tienen un aspecto en común: crecer y contribuir de manera constante. El crecimiento y la contribución son los catalizadores que producen subir los estándares y no dejar de luchar por ellos. La excelencia es un valor que está totalmente alineado con la necesidad del ser humano de progresar, y poder dejar un legado que sirva y satisfaga a otros. Por eso, desarrolla en tu interior ambas necesidades y haz que florezcan de la mejor manera.

Nuestra misión es ser personas excelentes que dejen huella allí a donde van. Nuestra misión es poder subir los estándares y el listón con los que funcionamos en este mundo. Nuestra misión responde a una posibilidad que anida en el alma de cada uno: ser nuestra mejor y más alta versión posible. ¿Estás dispuesto a ser excelente?

Andrés Cuevas
Humanista, Coach, Escritor y CEO en Semper Altius Coaching.