Cómo no tener miedo a nada: El caso de Alex Honnold

Todos sabemos lo que es sentir miedo. Lo hemos vivido en numerosas ocasiones, desde que somos pequeños hasta la edad adulta y vejez.

El miedo es de las emociones primarias que surgen más tempranamente, alrededor de los siete meses. Además, no es autoconsciente, es decir, no hay una previa evaluación del yo ni ningún juicio a priori.

El miedo se siente, tanto biológica como psicológicamente. No es una emoción social ni moral, sino instintiva y adaptativa.

Es muy fácil recordar momentos en los que hemos podido pasar miedo. Cuando de pequeños nos quedábamos solos. Alguna noche al volver a casa por una calle desierta. Ante un examen importante. En un precipicio. Siendo víctima de un robo.

Las 3 funciones del miedo

Ante situaciones como las anteriormente descritas, se ponen en marcha las tres funciones del miedo:

Función Adaptativa

Regula la supervivencia de la persona. Distingue pros y contras de la situación y la revalúa de forma lógica para guiar a la conducta. Volviendo a casa solo veo si hay alguien más en la calle, si pasan coches, si la zona está muy oscura…

Función Social

Nos regula con el resto de personas. Nos permite ponernos en contacto mediante gestos o expresiones faciales, o hablando con otra persona del tema. Puedo coger el móvil y llamar a un amigo para contarle cómo me siento.

Función Motivacional

Es el impulso a actuar, el que dispara la conducta con energía y motivación. Decido llamar a un taxi.

De igual forma, es importante conocer las dimensiones de las emociones:

  • Subjetiva: es la cognitiva, lo que pensamos al tener miedo.
  • Biológica: es la fisiológica, en el miedo se encargan de ella la amígdala y la corteza prefrontal.
  • Funcional: es el propósito, el objetivo de la emoción. ¿Por qué sentir miedo? Para evitar un mal, un riesgo o un conflicto.
  • Expresiva: es la social.

Como hemos dicho, el miedo tiene un mecanismo cerebral, aunque también puede ser aprendido (si vemos desde pequeños que nuestra madre le tiene miedo a un perro, nosotros aprenderemos que puede ser peligroso y huiremos de él también).

Biológicamente el miedo está gobernado por:

  • La amígdala (región medial del lóbulo temporal): centro de aprendizaje del miedo por condicionamiento clásico. Su lesión impide la adquisición y expresión del miedo.
  • La corteza prefrontal: centro de la extinción del miedo.

El caso de Alex Honnold: Cómo no tener miedo

Ante esto, hay que destacar el caso de Alex Honnold en relación al miedo. Se trata de un caso que no ha dejado a nadie del mundo de la neuropsicología indiferente.

Honnold es mundialmente conocido como el rey de la escalada libre (o climbing) en la categoría de solo integral, es decir, escalada sin ayuda de cuerdas o protección.

Ha realizado numerosas ascensiones como: The Nose (900m), Highball Ambrosia, Ruth Gorge de Alaska (1200m), Mt. Dickey (2909m), Gran Travesía del Fitz Roy (3405 msnm)

Ante estos paisajes tan rocosos y con vistas tan abrumadoras, a la par que bellas, Honnold dice no sentir el miedo de una persona corriente.

Se encuentra a centenares de metros del suelo como el que está sentado enfrente del ordenador de su oficina.

Es movido por el impulso del crecimiento y la superación personal. Ante esta afirmación suya, y sus numerosas ascensiones sin escrúpulos, se le realizó un estudio cerebral.

¿Es posible que la amígdala del señor Honnold no hubiese aprendido el miedo en estas situaciones tan extremas por una alteración neurológica?

La evaluación se llevó a cabo con una resonancia magnética cerebral. En ella se encontró que el cerebro del escalador estaba intacto, no había ninguna afección.

La amígdala funcionaba bien, pero había algo distinto en su funcionamiento al resto de personas. Y es que, ante estímulos de miedo, la amígdala de Honnold se encontraba como inactiva y no respondía.

Puede ser que entonces, su cerebro se haya adaptado o habituado a dichos estímulos. Honnold empezó desde pequeño a escalar en rocódromos y paulatinamente fue incrementando la dificultad y la altura de estos.

Por lo tanto, si el miedo tiene una base tanto aprendida como biológica, es posible que podamos modificar nuestros miedos, poco a poco, mediante la habituación.

Es decir, mediante la exposición repetida a estos miedos. ¡Es posible sentir miedo a cualquier estímulo y poder hacerlo desaparecer o disminuirlo! ¡Eso sí, para dejar de tener miedo se necesita mucha práctica, constancia y perseveración, como ingredientes esenciales de la superación personal!

Ruth Suria Cobos
Psicóloga graduada por la Universidad de Murcia.