Cómo controlar tu estrés en 7 pasos sencillos

¿Sientes que no llegas a todo? ¿Te faltan horas en el día? ¿Te cuesta dormir y te despiertas continuamente? ¿Te duele la cabeza, no te concentras y todo te irrita?… Si te sientes así es posible que estés pasando por un momento de estrés.

El estrés consiste en una respuesta global de nuestro organismo cuando nos enfrentamos a una situación amenazadora o desafiante. Esta respuesta tiene lugar para facilitar la adaptación del organismo poniendo todos nuestros recursos disponibles y facilitando su activación (situaciones cotidianas como los atascos camino del trabajo, un suspenso en un examen, o situaciones más a largo plazo como una separación, quedarse sin trabajo…).

Esta activación es positiva, nuestra vida y entorno en constante cambio nos exigen continuas adaptaciones. No obstante si esta respuesta se prolonga en el tiempo o su intensidad es demasiado alta puede tener efectos perjudiciales en nuestro organismo y convertirse en un obstáculo. Lo ideal es aprender a manejar el estrés y mantenerlo dentro de unos niveles aceptables.

Cómo identificar el estrés

A nivel emocional puedes sentir ansiedad, depresión, ira, puedes sentirte irritable, nervioso, preocupado, impaciente o reaccionar con hostilidad en situaciones que antes no lo hacías (Por ejemplo en el trabajo o con tus amigos…).

A nivel físico puedes sentir nerviosismo, cansancio, dolores de cabeza, fatiga muscular, insomnio, taquicardias.

Puedes también notar que aumentas la frecuencia o intensidad de conductas como morderte las uñas, fumar o beber. Has perdido el sentido del humor o te quedas frecuentemente en blanco.

Si te sientes así es posible que te encuentres en una situación de estrés, no lo dejes pasar. El mantenimiento de la respuesta de estrés por tiempo prolongado o la repetición reiterada supone un desgaste de recursos de nuestro organismo y puede hacerte más vulnerable a las enfermedades.

Cómo aprender a controlar el estrés

Sé consciente de tus pensamientos

Influyen en la valoración que hacemos de las situaciones. Por ejemplo, en un atasco, si tu pensamiento es “ya estamos, siempre lo mismo, voy a llegar tarde…” esto hará que empieces a sentirte enojado y a ponerte nervioso, aumentará tu frecuencia cardiaca, tu respiración se acelerará y sentirás ansiedad.

Sin embargo, si pones la música en la radio, respiras profundo y sintiendo la respiración mientras piensas “no depende de mí, es el tráfico, mañana salgo 5 minutos antes, no pasa nada, voy a relajarme…” no vas a llegar antes, pero sí de mejor humor, sin enfado ni ansiedad.

Fíjate en lo positivo

Si has suspendido un examen no sirve de nada lamentarte, castigarte pensando “si hubiera estudiado más”. Aprende de la situación y, para el próximo examen, planifica tu tiempo de estudio con antelación. Elimina de tu lenguaje palabras como “nunca”, “siempre”, sustituye el “no puedo” por “¿cómo puedo?”.

No te sobrecargues de actividades

Aprende a decir NO, no se puede llegar a todo ni contentar a todo el mundo. Practica la asertividad y sé realista, nadie es perfecto… Permítete fallar y equivocarte, de los errores se aprende.

Cuida tu salud

Haz deporte regularmente y duerme las horas que necesite tu organismo, podrás manejar las situaciones más fácilmente si te enfrentas a ellas con la cabeza despejada.

Cuida tu alimentación y tus hábitos. No te saltes comidas ni comas apresuradamente o cualquier cosa, tómate tu tiempo. Es posible que pienses que las drogas o el alcohol te alivian, no te engañes, esto es solo momentáneo, depender de ellas te causará más estrés.

Aprende a relajarte

Existen varias técnicas de relajación (visualización, relajación muscular progresiva). Una de las más utilizadas es el control de nuestra respiración. Respira profundamente, prestando atención a cómo lo haces, inspirando, manteniendo el aire durante unos segundos, y exhalando despacio. Repite estos ejercicios varias veces al día, hasta que consigas realizarlos en los momentos en los que notes que tu ansiedad se eleva.

No obstante busca la forma que mejor se adapte a ti, algunas personas toman un baño, otras leen un libro, otras salen a dar un paseo… Seguro que se te ocurre más de una, no esperes, cuídate.

Aprende a delegar

Busca el apoyo de tus personas más cercanas si lo necesitas, y pide ayuda si sientes que no puedes con todo.

Cuida tus relaciones personales

Disfruta de la compañía de otros, pero sin quejas, reír y compartir con nuestros seres queridos hace que nos sintamos más fuertes y capaces.

No dejes que el estrés te controle, toma las riendas de tu vida!

Psimebi
Centro de Psicología y Mediación PSIMEBI