Edvard Munch, la Angustia y el Grito

Siempre me han llamado la atención las obras de arte pero mucho más la vida de sus artistas. Si bien it’s not my cup of tea (el arte no es lo mío) como se dice en Inglés, encuentro una interesante relación, hoy en día, entre la vida de los grandes pintores de la historia, sus obras y la psicología.

Al estudiar a Freud hace unos años, me he encontrado con un término muy interesante: la sublimación, el cual he relacionado casi automáticamente con el arte. Ahora bien, ¿qué es la sublimación? Según Freud es uno de los destinos de la pulsión ligado si se quiere al reconocimiento social. Es decir, sublimar es el modo en que el ser humano puede encauzar y transformar sus miserias en algo más creativo como puede ser el arte… Freud sostiene que nuestra cultura se edifica sobre la sofocación de las pulsiones.

Sin embargo, no se trata de una represión sino de una transformación que dará lugar a algo estimado socialmente, como puede ser una pintura. Entre las obras que han despertado mi curiosidad en este último tiempo se encuentran El GRITO (1893) de Edvard Munch y LA NOCHE ESTRELLADA (1889) de Vincent Van Gogh.

En este artículo, los invito a sumergirse en la vida del noruego Edvard Munch quien no esperaba llegar a la adultez pero que sin embargo murió cuando tenía 81 años y en su obra maestra El Grito, la cual se ha convertido en la actualidad en un símbolo mundial de la angustia.

Edvard Munch tuvo lo que se llamaría una infancia muy difícil. Cuando tenía sólo 5 años presenció la muerte de su madre quien murió de tuberculosis. La tuberculosis marcó su vida…También su hermana Sophie murió de esta enfermedad cuando tenía 15 años y el mismo Edvard la padeció durante toda su vida con períodos de agravamiento.

No sólo la tuberculosis marcó su vida sino también la locura…Su padre era un médico militar, muy severo y dominado por obsesiones religiosas. Su hermana Laura fue internada en una institución mental y el mismo Edvard Munch oscilaba entre algunos desequilibrios mentales y el alcohol. Llegó a internarse en un hospital mental aunque reconoció a estos problemas psicológicos como la base de su talento, de su genio…

“Enfermedad, locura y muerte fueron los ángeles negros que velaron mi cuna” escribió alguna vez…

Si observamos su obra El Grito, vemos una figura masculina…La pregunta es: ¿está gritando realmente? Y si no fuera así… ¿Quién está gritando? El propio Munch dijo que se encontraba caminando con amigos cuando el cielo se volvió rojo sangre: “Me quedé paralizado temblando de ansiedad, y sentí que un grito infinito atravesaba la naturaleza.” Y si atravesaba la naturaleza entonces también lo atravesaba a él…Podríamos decir por lo tanto que esa figura es la personificación de ese grito…

Expertos que conocen Oslo, telón de este cuadro, sostuvieron efectivamente que se podían oír gritos desgarradores allí en esa época provenientes de un matadero cercano y también de pacientes que se encontraban en un asilo psiquiátrico o quizás de ambos al mismo tiempo…

El noruego Edvard Munch había logrado sin saberlo algo increíble, había logrado pintar un sonido y representar la ansiedad y la angustia del hombre moderno en su obra maestra El Grito…

BIBLIOGRAFÍA

  • LUNDAY, Elizabeth (2008): Secret Lives of Great Artists, Quirk Books, Philadelphia.
  • ONS, Silvia (2014): Todo lo que necesitás saber sobre Psicoanálisis, Paidós, Argentina.
Vanina Celeste Lopérfido
Licenciada en la Enseñanza del idioma Inglés como Lengua Extranjera. Profesora de Inglés. Tripulante de cabina de pasajeros. Estudiante de Psicología.